I PARTE…
Melanie; iba conduciendo
por la carretera departamental que la conduciría hasta su hogar. Salió de “Blois”
su ciudad natal y una vez cruzado el puente bajo el rio que atraviesa la
ciudad, tomo la carretera departamental 956 en dirección hacia “Saint Gervais-de
–la –Forêt”. Allí junto a Daniel su marido, poseían
una antigua casa de piedra que, habían restaurado y amueblado con gusto. Con
varias hectáreas de terreno, con diversidad de árboles y un pequeño lago para
pescar. En el verano recibían a sus amigos y familiares los fines de semana.
Habían instalado en verano una carpa junto a una barbacoa, pasando veladas
hasta altas horas de la madrugada, al frescor de la noche en el calor sofocante
del verano. Aquella región era extrema, calor seco en verano y, los inviernos fríos,
helados. Cuando nevaba era espectacular el paisaje, los árboles nevados daban
un toque majestuoso y sus hijos se divertían haciendo un muñeco de nieve que,
ella compartía poniéndole el sombrero y una escoba. Su matrimonio con Daniel,
le había dado la estabilidad deseada y, dos hijos eran maravillosos, los tres
eran su vida. Su ciudad natal de “Blois”
era una de esas ciudades francesas con
un encanto natural y era la capital del departamento de Loir y Cher, situada en
las orillas del río Loira entre las ciudades de Orleans y Tours. El famoso (castillo)
“Château de Blois” era un palacio renacentista construido por el
rey Luis XII. Al Oeste de la ciudad se encuentra el Bosque de Russy, un ejemplo
de los antiguos bosques que en una época cubrían la zona. En
1814 “Blois” fue el lugar elegido por María Luisa de Austria, esposa de Napoleón
I, como sede para ejercer su regencia. Durante la Segunda guerra mundial “Blois”
fue ocupado por el ejército alemán el 18 de junio de 1940. La ciudad fue
liberada por el ejército de Estados Unidos en las dos últimas semanas de agosto
de 1944. En ambas ocasiones” Blois” hubo de resistir varios días de duros
bombardeos. Las bases actuales de la economía de la ciudad de “Blois”
se sustentan en la industria del automóvil y farmacéutica. También define esta
región el río Loira, el más largo de Francia y los viñedos que se extienden por ambas
márgenes en numerosos departamentos y zonas muy diferentes, en algunos casos
muy alejados entre sí. La Turena “Touraine
en francés” queda al este de las regiones anteriores. El viñedo de la Turena se
extiende a las orillas del río Loira. El principal conjunto va desde las
puertas de “Saumur a Orléans”. Afecta a seis departamentos: Indre, Indre y
Loira, Loir y Cher, Loiret, Sarthe y Vienne. La región alrededor de “Vouvray,
Montlouis-sur-Loire” <<La Turena>> tienen algunas de las más
diversas plantaciones de toda la región del Loira y hacen una amplia variedad
de vinos blancos, tintos y rosados. El suelo alrededor de la zona de la <<Turena>>
es una variedad de caliza con excelente drenaje que se conoce como “tuffeau”
que es el mismo material usado para construir muchos de los famosos Castillos “Châteaux”
del valle del Loira. La evidencia arqueológica sugiere que los romanos
plantaron las primeras viñas en el valle del Loira durante su colonización de
la Galia en el siglo I. Al llegar el siglo V. La floreciente viticultura de la
zona destacó en una publicación del poeta “Sidonio Apolinare”. En su obra la “Historia
de los Francos”, el obispo Gregorio de Tours escribió los frecuentes
saqueos de los bretones en los almacenes de vino de la zona. Al llegar el siglo
XI, los vinos de “Sancerre” tenían una reputación por toda Europa debido a su
alta calidad. En la Alta Edad Media, los vinos del valle del Loira eran los más
estimados en Inglaterra y Francia, incluso más costosos que los de Burdeos.
Históricamente, las bodegas del valle del Loira son pequeñas, familiares, que
hacen mucho embotellado en la finca. A mediados de los años 1990 se vio un
incremento en el número de negociantes y cooperativas donde se embotellan
alrededor de la mitad del vino de “Sancerre” y casi el 80% de Muscadet. El
Valle del Loira es un entorno natural incomparable bañado por el río Loira,
cuya grandeza serpentea entre verdes paisajes y ciudades llenas de historia, y
está salpicado por más de mil castillos que se alzan majestuosos para darle la
bienvenida. En el valle del río Loira, en el pleno centro oeste de Francia, y
es conocido como el «jardín de “Francia” Es significativo por la calidad de su
herencia arquitectónica, con ciudades históricas tales como Amboise, Blois,
Chinon, Nantes, Orléans, Saumur, con numerosos castillos como el de Amboise, el
de Villandry y el Chenonceau. El paisaje del valle del Loira, y más
particularmente de sus muchos monumentos culturales, ilustra a un grado
excepcional los ideales del Renacimiento y la edad de la Ilustración en
pensamiento y diseño de Europa occidental. Se trata de un paisaje cultural
excepcional de gran belleza, con ciudades y las aldeas históricas,sus grandes
monumentos arquitectónicos y aquella región estaba rodeada de muchos (Castillos)“Châteaux”. Numerosos
eran los pueblos que conservan el encanto de lo antiguo y los castillos de cuento que adornan el
Loira a lo largo de su recorrido. Galos, romanos, visigodos e incluso Atila,
rey de los hunos, se disputaron su dominio. A menudo junto a su marido e hijos,
montados en sus respectivas bicicletas paseaban por el frondoso valle. Otras
veces visitando las fortalezas de Amboise y Angers, la catedral de “Chartres” y la catedral gótica de “Nantes”. El Museo de
Julio Verne alberga réplicas de los inventos diseñados por este visionario
creador. Y , sin olvidar al resto de antiguos habitantes ilustres de la región:
a los romanos, en Tours, a los moradores de las cavernas, en “Touraine”, y la
liberadora de Orleans, Juana de Arco. Melanie se sentía orgullosa de su tierra
natal, amaba su región, su cultura y su excelente gastronomía. Todos sus
antepasados eran de esta región única, con sus inmensos bosques y lagos, que
invitaban a pasear por aquel lugar espectacular, donde el reino animal se
mezclaba con aquel paisaje de bosques frondosos y diversos. Melanie; conducía deprisa,
era pasada la medianoche, había bancos de niebla por los numerosos estanques, su hogar se encontraba a unos kilómetros de su ciudad natal. Allí
le aguardaba Daniel; seguramente leyendo frente a la chimenea en el gran salón
esperando su llegada. Los niños ya estarían en la cama, pensó Le había avisado
antes por teléfono, para decirle que, llegaría algo más tarde. Ese viernes
habían celebrado su ascenso en la empresa, en la que ella trabajaba. Bajo la
mirada afectuosa del director y los susurros de los demás trabajadores, a partir de la
semana siguiente seria la subdirectora en una empresa de marketing en el área
comercial del vino.
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