III
PARTE…
Beso
sobre beso llegaron hasta el dormitorio, consumiendo la pasión que los
arrasaba. Aquello fue un amor loco que nunca hubiese imaginado. Generalmente
era muy tímida, con Iñaki a su lado se sintió una princesa enamorada. Aquello
era un amor fogoso, ardiente hasta quemarle la piel. Ya no podría vivir sin sus
brazos; necesitaba el contacto de sus manos y de su boca. Al amanecer él se
marcho antes de que las demás estudiantes llegasen. Algo interior le decía a
Gloria que este amor no saldría adelante; ella trataba de rechazar esos
pensamientos innecesarios y negativos, estaba enamorada. Dentro de un par de días volverían a España a
pasar las vacaciones del verano cada uno a su región natal. Se besaron con
pasión en la estación al despedirse. Iñaki le acompaño en taxi, su tren saldría
un par de horas más tarde. Intercambiaron las señas y se dijeron hasta
septiembre de nuevo. Una vez en el tren pensaba en esta reciente relación. Su pasión
por Iñaki era desmesurada, hasta tal punto que quedo perpleja de sus propias emociones
Una noche sentada en el salón de su casa, puso el diario televisivo viendo una manifestación
en Bilbao. A su gran sorpresa vio en primer plano a Iñaki lanzando piedras
contra la policía. Aquello era una batalla campal; la policía tirando pelotas de goma contra la gente que
corrían por todas partes. Gloria, estaba asustada ya que unos meses antes de aquel mismo año, los guardias civiles dieron
un intento fallido golpe de estado. Según el plan trazado, un grupo de guardias
civiles, subfusil en mano irrumpió en el hemiciclo del Congreso de los
Diputados encabezados por el teniente coronel Antonio Tejero. Éste, desde la
tribuna, gritó "¡Quieto todo el mundo!" Y dio orden de que todos se tirasen al suelo.
La negativa del rey a apoyar el golpe permitió abortarlo a lo largo de la
noche. Fueron horas inciertas; planeaba sobre muchos el miedo de una nueva guerra civil,
cuando todavía no se habían cerrado las heridas. Había odio, resentimiento
entre la populación española. El país Vasco se encontraba en ascuas; querían la
independencia de “Euskadi” las acciones terroristas de “ETA” estaban a la orden
del día y, raro era el día que no se manifestaran los jóvenes vascos. Gloria,
sabía que Iñaki era un nacionalista sin más. En París más de una vez escuchaba
como hablaba en “euskera” con algunos estudiantes; no le dio importancia ya que ocurría lo mismo entre jóvenes catalanes
hablando cada cual en su idioma. Donde no coincidía era que, salvo en Cataluña
no había ninguna banda armada como en el País Vasco. Gloria, dejo
momentáneamente de responder a las cartas de Iñaki. Siguió su intuición que
rara vez se equivocaba y ella estaba realmente asustada, sobre todo por sus padres
ya mayores. No quería comprometerlos con
una causa que nada tenía que ver con ellos, a pesar de lo muy enamorada que
estaba y seguramente que a raíz de esto, con sus cartas sabía que ella estaría
fichada. Aquello la entristeció enormemente; tantas veces escucho a sus padres
hablar sobre la guerra civil y, las consecuencias después con la dictadura del
“General Franco” Gloria, odiaba que se usara la violencia, sus padres vieron
tantas cosas tremendas, el hermano mayor de su padre lo arrestaron, lo mataron
y nunca encontraron su cuerpo. Pasó rápidamente las vacaciones del verano junto
a sus padres sin contarles nada sobre lo que vio en televisión. Su madre
sabiendo su relación con Iñaki preguntaba a menudo; Gloria daba siempre alguna
excusa. Mientras aprovecho las playas de los alrededores y cargar las de esta
forma las pilas antes de volver de nuevo a Paris. Unas semanas después de su
regreso a Paris, recibe una llamada por teléfono de Iñaki. Se encontraba de
nuevo en Paris y se moría por verla. Sofía reconocía que ella también estaba
deseando estrecharlo en sus brazos. Añoraba sus besos ardientes, su mirada, sus
manos. Quedaron a las seis de la tarde en el café de “Chez Laure” cerca de
donde ella residía; ya que era el lugar de encuentro de los estudiantes
españoles allí afincados. Cuando Gloria se acerco después de la clase, Iñaki estaba
esperándola sentado en la terraza. Después de dos besos en las mejillas, pidieron
dos cafés y un vaso de agua. El
mirándola fijamente, muy serio la cuestiono. ¡Qué había pasado que no respondió
a sus cartas! Gloria le incremento haberlo visto ante una manifestación en la
televisión. Iñaki le resto importancia diciéndole, explicándole que era de suma
importancia obtener la independencia del País Vasco. En efecto había participado, pero que no
pertenecía a ninguna banda armada, pero que sus orígenes eran vascos y no
españoles. Gloria, lo creyó sincero y no hablaron más del asunto. Una vez a
solas repasaba las palabras de Iñaki, no era español y ella se sintió mal por
ello. Gloria, había escuchado muchas veces a Iñaki
comentar que, durante la
dictadura franquista se reprimieron duramente las ideas nacionalistas, pero el
término “Euskal Herria” estaba permitido, al ser el término que los
carlistas venían utilizando desde hacia tiempo, incluso, del nacimiento del
nacionalismo vasco. Insistió que en el día de hoy diversos sectores (sobre todo nacionalistas
vascos) defienden la unión política de los siete territorios históricos y
tradicionales vascos en un ente político-administrativo común. Los nacionalistas vascos
consideran que su patria debe ser soberana para poder auto determinarse y
decidir su estatus político. Gloria, comprendía su posición, lo que no admitía,
era con la violencia que se trataba este asunto y así quedo zanjado el asunto
entre ambos. Cada cual seguía con su curso de francés. Iñaki, al mismo tiempo
trabajaba haciendo varias cosas para costearse los estudios. Gloria, sabia de
que su familia era gente del campo y no podían costearle su estancia en Paris.
Eran ocho hermanos, cuatro varones, dos hembras. Sus padres tenían “un caserío”
en un pueblo a unos cincuenta kilómetros de “Bilbao” donde los varones
trabajaban en las labores del campo. Iñaki, iba a contracorriente con su
familia; no le gustaba trabajar en el campo teniendo otras ideas, sobre como
quería que fuese su vida. Su familia nunca comprendió que no siguiera la
tradición familiar. Los fines de semana, se iban en tren por algún pueblo
típico cerca de Paris. Eran, pueblos de agricultores con sus casitas de piedra,
unos pueblos de un gran encanto. Y mientras paseaban Gloria vio ante sí, el
lago rodeado de arboles, aves volando en el azul inmenso, una barca con un
hombre pescando.
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