domingo, 21 de abril de 2013

MIS PADRES Y SU PUEBLO...



Cuando yo era joven, incluso adulta mamá me hablaba con la sonrisa en su mirada de su pueblo natal. Efectivamente mama nació en el seno de una familia acomodada en la “Provincia de Almería” Su pueblo, un pueblo pesquero del sur de “Andalucía” Yo la escuchaba hablar  de su dorada niñez, de su juventud sin inquietudes. En sus ojos había una chispa brillante, con una sonrisa picara recordando su pasado y muy emocionada me contaba como era su vida junto a su familia y demás antepasados.Yo recuerdo la escuchaba con admiración; deseando que algún día pudiese conocer el lugar del que tanto me hablaba. Mamá era de una belleza extraordinaria; con ojos negros y pelo color azabache, una tez blanca cuidada al extremo. Mamá nunca se exponía al sol, eso envejecía la piel y hasta el final tenía una piel envidiable. Los jóvenes rondaban con sus guitarras en la puerta de su casa para conquistarla. Era la envidia de sus primas; por su belleza y clase, ella pasaba de los comentarios. Muy coqueta, iba siempre a la moda en aquella época y fueron numerosos los fotógrafos que plasmaron su belleza en tarjetas postales. Tradicionalmente en Andalucía era costumbre que, los jóvenes enamorados cortejaban a la mujer de una manera muy peculiar, cantándole a las rejas de su ventana, si a ellas les gustaba, echaban una flor de asentimiento. Su abuela tuvo 18 hijos, y eso que ella fue comadrona; más ella se hizo cargo de otros seis sobrinos al fallecer una de sus hermanas. Entonces las familias eran muy numerosas; a ellos nunca les falto de nada, bien al contrario. Tenían un buen patrimonio familiar. Los abuelos poseían una finca donde los olivos y los viñedos se encontraban a perdida de vista. ¿Se pueden imaginar la cantidad de primos que había?; si bien qué más de medio pueblo era familia suya; entre la familia materna y paterna. Me hablaba del mar como si lo viese en su mente; cuando al atardecer junto a sus primas iban al puerto a recibir sus primos. Muchos eran dueños de barcos pesqueros, ya que el pueblo vivía esencialmente de la pesca o la agricultura. De aquellos magníficos atardeceres en el malecón del pueblo, fascinada por tan bello espectáculo. De su felicidad junto a sus seres amados; fue la niña de sus ojos de mi abuela, también de parte de sus hermanos. Era la más pequeña de cinco hermanos y la única mujer. Mi abuela a su vez ejercía de comadrona, siguiendo la trayectoria familiar.  Viajo junto a ella varias veces al norte de África: allí un joven francés de clase alta se enamoro locamente de ella, pero mamá estaba ya comprometida con mi padre. Mamá soñó siempre con ser cantante; estudio solfeo, cante y tocaba la guitarra de maravilla. Tenía una voz preciosa cantando la copla; incluso se desplazaron desde Madrid, para que cantase en un gran teatro. Su madre se lo impidió, por ser según ella un mundo aparte, algo pecaminoso y mamá respeto el deseo de su madre, pero después le quedo para siempre ese sueño inacabado: lo llevaba en sus venas el cante. 


Conoció a papá  con tan solo 12 años; el tenia siete años más que ella, casándose a los 18 años. Papá entonces era un joven político  con un porvenir muy prometedor. Al casarse se instalaron en la capital, es decir "Almería" Papá con tan solo 19 años era presidente de juventudes socialistas; pasando después de declararse “La Republica” a tener un cargo importante en el partido. Pasaron unos años, los que duro la Republica, hasta estallar la guerra civil en España en una situación económica estupenda. Mamá tenía su asistenta para las tareas de casa. Papá iba en coche oficial con chofer a la sede del partido; pero pronto llego la temida guerra civil. A papá le otorgaron el grado de capitán en el ejército y, así transcurrieron los tres años de una terrible guerra. Un familiar denuncio a mi padre cuando se disponía a cruzar la frontera hacia África, de ahí pasaría a Francia. La policía lo detuvo, lo torturaron, lo condenaron a muerte por algo que no había cometido. En un segundo juicio lo condenaron a cadena perpetua, saliendo a mediados del año 1946, después de que “Franco” lo indulto desterrándolo de Andalucía. Mamá quedo sola con cinco hijos; teniendo que escapar de su tierra por miedo, estaba en busca y captura por la policía. Pero este relato trágico lo conté en uno de mis relatos anteriores. Cuando mamá empezaba a contarme su juventud, era más fuerte que ella al final terminaba llorando con amargura de esta historia. Yo, al cabo de muchísimos años después que mis padres fallecieron, me prometí que iría al lugar donde están mis raíces; no conocía aquel lugar, pero sí que lo imaginaba  tal como es con la de veces que mamá lo contaba. Efectivamente mamá tenía la razón de hablar de su querido pueblo; es un pueblo pesquero de un gran encanto. Al ir al malecón y ver el atardecer, recordaba y pensaba la de veces que mamá vio ese magnífico espectáculo; a mi vez estaba fascinada. Ahora cada año es como un peregrinaje hacia mis raíces; viendo el pueblo con los recuerdos de mamá.  Encontré primos en segundo grado que, en otro relato contare el excelente trato con ellos. A cada vez que paso por la puerta donde mamá nació se me ponen los pelos de gallina de la emoción y, no puedo evitar que mis ojos se empañen al ver de nuevo su pueblo.

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