Cuando yo era joven,
incluso adulta mamá me hablaba con la sonrisa en su mirada de su pueblo natal.
Efectivamente mama nació en el seno de una familia acomodada en la “Provincia
de Almería” Su pueblo, un pueblo pesquero del sur de “Andalucía” Yo la
escuchaba hablar de su dorada niñez, de
su juventud sin inquietudes. En sus ojos había una chispa brillante, con una
sonrisa picara recordando su pasado y muy emocionada me contaba como era su
vida junto a su familia y demás antepasados.Yo recuerdo la escuchaba con admiración;
deseando que algún día pudiese conocer el lugar del que tanto me hablaba. Mamá
era de una belleza extraordinaria; con ojos negros y pelo color azabache, una
tez blanca cuidada al extremo. Mamá nunca se exponía al sol, eso envejecía la
piel y hasta el final tenía una piel envidiable. Los jóvenes rondaban con sus
guitarras en la puerta de su casa para conquistarla. Era la envidia de sus
primas; por su belleza y clase, ella pasaba de los comentarios. Muy coqueta,
iba siempre a la moda en aquella época y fueron numerosos los fotógrafos que
plasmaron su belleza en tarjetas postales. Tradicionalmente en Andalucía era
costumbre que, los jóvenes enamorados cortejaban a la mujer de una manera muy
peculiar, cantándole a las rejas de su ventana, si a ellas les gustaba, echaban
una flor de asentimiento. Su abuela tuvo 18 hijos, y eso que ella fue comadrona;
más ella se hizo cargo de otros seis sobrinos al fallecer una de sus hermanas.
Entonces las familias eran muy numerosas; a ellos nunca les falto de nada, bien
al contrario. Tenían un buen patrimonio familiar. Los abuelos poseían una finca
donde los olivos y los viñedos se encontraban a perdida de vista. ¿Se pueden
imaginar la cantidad de primos que había?; si bien qué más de medio pueblo era
familia suya; entre la familia materna y paterna. Me hablaba del mar como si lo
viese en su mente; cuando al atardecer junto a sus primas iban al puerto a
recibir sus primos. Muchos eran dueños de barcos pesqueros, ya que el pueblo vivía
esencialmente de la pesca o la agricultura. De aquellos magníficos atardeceres
en el malecón del pueblo, fascinada por tan bello espectáculo. De su felicidad
junto a sus seres amados; fue la niña de sus ojos de mi abuela, también de
parte de sus hermanos. Era la más pequeña de cinco hermanos y la única mujer.
Mi abuela a su vez ejercía de comadrona, siguiendo la trayectoria familiar. Viajo junto a ella varias veces al norte de África:
allí un joven francés de clase alta se enamoro locamente de ella, pero mamá
estaba ya comprometida con mi padre. Mamá soñó siempre con ser cantante;
estudio solfeo, cante y tocaba la guitarra de maravilla. Tenía una voz preciosa
cantando la copla; incluso se desplazaron desde Madrid, para que cantase en un
gran teatro. Su madre se lo impidió, por ser según ella un mundo aparte, algo
pecaminoso y mamá respeto el deseo de su madre, pero después le quedo para
siempre ese sueño inacabado: lo llevaba en sus venas el cante.
Conoció a papá con tan solo 12 años; el tenia siete años más
que ella, casándose a los 18 años. Papá entonces era un joven político con un porvenir muy prometedor. Al casarse se
instalaron en la capital, es decir "Almería" Papá con tan solo 19 años era
presidente de juventudes socialistas; pasando después de declararse “La
Republica” a tener un cargo importante en el partido. Pasaron unos años, los
que duro la Republica, hasta estallar la guerra civil en España en una situación
económica estupenda. Mamá tenía su asistenta para las tareas de casa. Papá iba
en coche oficial con chofer a la sede del partido; pero pronto llego la temida
guerra civil. A papá le otorgaron el grado de capitán en el ejército y, así
transcurrieron los tres años de una terrible guerra. Un familiar denuncio a mi
padre cuando se disponía a cruzar la frontera hacia África, de ahí pasaría a
Francia. La policía lo detuvo, lo torturaron, lo condenaron a muerte por algo
que no había cometido. En un segundo juicio lo condenaron a cadena perpetua,
saliendo a mediados del año 1946, después de que “Franco” lo indulto desterrándolo
de Andalucía. Mamá quedo sola con cinco hijos; teniendo que escapar de su
tierra por miedo, estaba en busca y captura por la policía. Pero este relato trágico lo conté en
uno de mis relatos anteriores. Cuando mamá empezaba a contarme su juventud, era más fuerte que ella al final
terminaba llorando con amargura de esta historia. Yo, al cabo de muchísimos años
después que mis padres fallecieron, me prometí que iría al lugar donde están
mis raíces; no conocía aquel lugar, pero sí que lo imaginaba tal como es con la de veces que mamá lo
contaba. Efectivamente mamá tenía la razón de hablar de su querido pueblo; es
un pueblo pesquero de un gran encanto. Al ir al malecón y ver el atardecer,
recordaba y pensaba la de veces que mamá vio ese magnífico espectáculo; a mi
vez estaba fascinada. Ahora cada año es como
un peregrinaje hacia mis raíces; viendo el pueblo con los recuerdos de mamá. Encontré primos en segundo grado que, en otro
relato contare el excelente trato con ellos. A cada vez que paso por la puerta
donde mamá nació se me ponen los pelos de gallina de la emoción y, no puedo
evitar que mis ojos se empañen al ver de nuevo su pueblo.
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