domingo, 8 de abril de 2012

Y LLEGA EL INVIERNO...


El viento sopla con fuerza y el invierno se aproxima, barriendo con fuerza  las hojas secas, el otoño reniega, vive todavía, sin embargo  el invierno anuncia las primicias. Siento  en mi rostro  el aire gélido; el invierno ha tomado  el relevo  y las calles  están  tristes y vacías. A penas  se ven algunos transeúntes  que se atreven  a salir. Pero habrá alguien que se regocije, pues esto  ya  huele a fiestas. La navidad está a la vuelta de la esquina, el consumismo no se ha hecho esperar y nos encontramos atrapadas en anuncios en todos los medios de información, con diferentes juguetes, marcas, novedades y cada una resulta ser  la mejor. Las calles empiezan a embellecerse, iluminadas  por  luces de mil colores, y  los escaparates adornados atraerán de nuevo a los  transeúntes, comprando para  la navidad. Sin embargo, esta época me entristece. Una vez más nos encontramos en la fecha más hermosa del año; paradójicamente para muchos es una época triste, con recuerdos de personas que nunca más volverán Los nietos escondidos bajo las sabanas piensan  ya en  la sorpresa de sus regalos, sus ojos brillan de alegría  soñando con papa Noel vestido de rojo y blanco atravesando las estrellas y las nubes. Sin duda para ellos será una navidad llena de amor y alegría; cantaran villancicos alrededor del abeto cerca de la chimenea encendida. Yo miraré  con nostalgia hacia el cielo. Un tierno pensamiento por aquellos que no estarán esa noche en la mesa y, al mismo tiempo recordando las navidades de antaño, donde la televisión aun no existía y el consumismo no estaba al orden del día. Sí, recordando aquel tiempo tan feliz, a pesar de que no había casi nada. Los mantecados que hacia la abuela, las rosquillas con una copita de anís, íbamos a saludar a los vecinos y cada uno nos ofrecían lo que tenían. Lo principal…eran los besos y abrazos fraternales deseándonos lo mejor para final del año. Este año después de superar tantísimas cosas, la madurez te da sensatez. Pero estas serán unas Navidades sin angustias, cómo antes presidiendo la mesa junto a mis hijos y nietos. De nuevo sonrío a la vida, cerca del calor de los míos.
Marilo Dominguez.
08/04/2012.


 

 

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