El
viento sopla con fuerza y el invierno se aproxima, barriendo con fuerza las hojas secas, el otoño reniega, vive
todavía, sin embargo el invierno anuncia
las primicias. Siento en mi rostro el aire gélido; el invierno ha tomado el relevo
y las calles están tristes y vacías. A penas se ven algunos transeúntes que se atreven a salir. Pero habrá alguien que se regocije,
pues esto ya huele a fiestas. La navidad está a la vuelta
de la esquina, el consumismo no se ha hecho esperar y nos encontramos atrapadas
en anuncios en todos los medios de información, con diferentes juguetes,
marcas, novedades y cada una resulta ser
la mejor. Las calles empiezan a embellecerse, iluminadas por luces de mil colores, y los escaparates adornados atraerán de nuevo a
los transeúntes, comprando para la navidad. Sin embargo, esta época me
entristece. Una vez más nos encontramos en la fecha más hermosa del año;
paradójicamente para muchos es una época triste, con recuerdos de personas que
nunca más volverán Los nietos escondidos bajo las sabanas piensan ya en
la sorpresa de sus regalos, sus ojos brillan de alegría soñando con papa Noel vestido de rojo y
blanco atravesando las estrellas y las nubes. Sin duda para ellos será una navidad
llena de amor y alegría; cantaran villancicos alrededor del abeto cerca de la
chimenea encendida. Yo miraré con
nostalgia hacia el cielo. Un tierno pensamiento por aquellos que no estarán esa
noche en la mesa y, al mismo tiempo recordando las navidades de antaño, donde
la televisión aun no existía y el consumismo no estaba al orden del día. Sí,
recordando aquel tiempo tan feliz, a pesar de que no había casi nada. Los
mantecados que hacia la abuela, las rosquillas con una copita de anís, íbamos a
saludar a los vecinos y cada uno nos ofrecían lo que tenían. Lo principal…eran
los besos y abrazos fraternales deseándonos lo mejor para final del año. Este
año después de superar tantísimas cosas, la madurez te da sensatez. Pero estas serán
unas Navidades sin angustias, cómo antes presidiendo la mesa junto a mis hijos
y nietos. De nuevo sonrío a la vida, cerca del calor de los míos.
Marilo Dominguez.
08/04/2012.
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