Y esta vez llegan alegremente; conjuntamente también los
momentos de reflexión y los recuerdos de mi pasado. Mi infancia junto a mis
padres y hermanos alrededor de la mesa celebrando el nacimiento. Después cada
hermano tomo su camino formando familia, yo al ser la más joven me case la
última. Me fui al extranjero en un viaje de placer a casa de un tío refugiado
político y casado en segundas nupcias con una mujer francesa. Regentaban un
hotel restaurante en un pueblo cerca de Paris. Ahí conocí al que fue mi esposo,
tenia 17 primaveras. Poco tiempo después casándonos y llegando tres hermosos
varones que colmaron mi vida; vivíamos en una dulce y verde campiña, pero la
inmadurez de mi pareja iba mermando nuestra historia de amor. A mi vez era yo
quien presidia la mesa para las navidades… como los roles habían cambiado. En
casa era el padre quien presidia la mesa y todos respetábamos las tradiciones. En
cambio mi pareja pasaba de estos compromisos. Recuerdo la alegría de mis hijos
al adornar el árbol de navidad, hablando bajito cual sería el regalo de papa
Noel, ellos iluminaban mi vida dándome tanta felicidad, olvidando todos mis
problemas. Compartíamos la cena con alegría, inculcándoles el espíritu
navideño. Por eso esta navidad me gustaría hacer un brindis junto a mis hijos y
nietos, por supuesto no olvido los
amigos tan importantes hoy día. Los de ayer, los de hoy. Que entren los bellos
deseos, la paz en el mundo, el amor, la salud, sin olvidar la prosperidad. Habrá un recuerdo para los
que ya no están y listos para celebrar la noche más hermosa, la más bella, la
noche de navidad…
Marilo Dominguez.
08/04/2012.
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