Los recuerdos de mi infancia en la ciudad de Granada. Provincia de Andalucía, en el sur de
España, tierra donde nací y donde pase parte de mi niñez…Recuerdo un patio lleno
de flores, una plaza, una fuente de agua
junto a un hermoso naranjo en flor. Lugar de encuentro de todos los niños del
barrio, jugando y salpicándonos con el agua, chapoteando en ella en los días de
calor. Las mujeres iban cantando con sus cántaros sobre sus cabezas en busca del
agua necesaria para cocinar y beber. Las casas entonces no disponían de agua y
luz. Niños alegres jugando al balón, risas y llantos, peleas sin importancia
quedando olvidados al día posterior. Cerca había una vaquería, llegaban carros llenos
con maíz y allá que nos subíamos a robar unas mazorcas tiernas, a pesar de las
riñas del dueño del carro; las subía rápidamente a casa, mi madre las asaba
comiéndolas como un manjar. De vez en cuando iba con mi jarra de aluminio a
buscar leche… Dios aquello era todo un
lujo, y que rica recién ordeñada.Quedara siempre en mi memoria el señor del organillo
dándole a la manivela; cuando llegaba escuchábamos en silencio sentados en el
suelo aquellas dulces melodías; por una perra gorda (1 céntimo) de las antiguas
pesetas, tocaba y tocaba, todos aplaudiendo e intrigados de donde salía la
música. Llevaba una carro de lo más variopinto, viejo como matusalén, pintado
de colores, flores y mariposas; había que ganarse la vida
y sabia que los niños éramos su público. No sé qué edad tendría, de pequeños
nos parecen todos tan mayores, pero sí recuerdo sus zapatos agujereados, al igual que los calcetines y
con una barba de varios días. El afilador otro
recuerdo tierno de mi niñez; un señor mayor, alto y delgado con cara de
tristeza; vestido de manera miserable llegaba tocando una flauta de pan de madera;
do-re-mi-fa-sol-la-si, si-la-sol-fa-mi-re-do, gritando después… María, Carmela,
Rocío… aquí llega el afilaoooooor; prepararen los cuchillos y tijeras, oyéndolo
desde lejos acercándose cada vez más el sonido de la flauta hasta llegar a la
plaza…. Conocíamos aquel sonido, todos íbamos corriendo para observar como con
mano ágil y segura afilaba tijeras y cuchillos;
pedaleando y haciendo saltar las chispas al afilar. Mediante un pedal con
una tableta, una rueda de esmeril que rechinaba al afilar de la cual saltaban chispas de colores y, todos asombrados y
maravillados de ver aquello. El afilador sujetaba con sus dedos el cuchillo
produciendo un ruido bastante intenso.
Lugar de encuentro entre las comadres de aquel barrio; se afanaban al encuentro
del afilador con sus delantales de lunares, sacando cuchillos y tijeras para
que el afilador las dejara como nuevas, aprovechando para saludarse, contando
chismes y cuentos del día anterior. Aquello era todo un espectáculo; jugando
alrededor de ellos escuchaba atentamente los comentarios de una tal u otra
fulanita; las risas entre ellas con las manos en la cintura, o gesticulando.Mira anoche vi a la Juanita en el portal besándose con José el hijo de la Pura, si, esa gorda que esta
siempre sentada en el tranco de la puerta;
ese chico es un mujeriego y la dejara después por otra, fíjate con lo
gandul que es ¡ahora es de guapo el mozo
¡ y, así trae a todas las mozas locas por él ¡La otra decía os habéis fijado el hijo de la María, ya
sabéis que es marica…observarlo bien cuando lo veáis, lleva el pelo lleno de
brillantina y una raya en el medio del pelo para que no se le mueva, y su
bigote tan bien recortado y sus andares afeminados; haciendo los gestos había
que verlas, a pesar de no comprender en aquella época el significado. Y la
rubia de enfrente, mi niña, decía una… tiene un querido ricachón, llega por la noche
y se va pronto por la mañana; sabes, parece ser que es casado… eso comentan,
las hay con suerte decían…mírala por un revolcón ahí la tienes sin dar palo al
agua; suspiros… risas…Nosotras no tenemos esa suerte, ya te digo contesta la
otra, esa nació para marquesa. Unos años después falleció debido a un aborto;
la casa pronto se lleno de gente, para ver por última vez su cuerpo sin vida;
en el ataúd parecía una muñeca durmiendo; parece ser, según comentaba pidió antes de morir que la
maquillaran y la vistiesen con su mejor vestido. El amante apareció y arrodillándose
lloro muchísimo, luego de vez en cuando aparecía por el barrio, miraba el piso
donde ella habitaba y regresaba de nuevo llorando. Todas las vecinas le
acompañaron hasta su última morada, si aquellos recuerdos perduraran siempre en
mi mente profundamente...
Marilo Dominguez.
06/04/2012.
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