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Viernes
Día 24 de mayo. Habíamos quedado un grupo de mujeres del hogar de jubilados de
nuestra ciudad, para una excursión de fin de curso. El día amaneció gris y
lluvioso y la temperatura de 8 grados era bajísima para un mes de mayo. Nadie
recordaba un mes tan frio y lluvioso. Todas íbamos con chamarras de invierno,
bufandas y botas para el agua. Quedamos a las nueve de la mañana frente al
Hotel María Cristina. Un autocar nos conduciría hasta la ciudad de
Vitoria-Gasteiz. Una vez tomados los asientos, el autocar se dirigió por la
autopista hacia Vitoria. A través de las ventanas observábamos el fantástico paisaje
de nuestra región. Todo era de un verde magnifico, salvo el cielo amenazante.
Para nuestro gran desconsuelo seguía lloviendo, pero ya aproximándonos hacia
Vitoria el cielo estaba más despejado y al llegar al punto de encuentro no llovía,
pero sí que hacia un frio tremendo. Las altas montañas estaban cubiertas de
nieve y, el viento de componente norte era gélido. Quedamos con nuestra guía,
delante de la Iglesia San Miguel. Ya, en el autocar se presento y, nos hizo una
visita guiada a través de la ciudad. Era amena, con un toque de humor nos
contaba con pasión la historia sobre la ciudad. Vitoria (en euskera Gasteiz ) y oficialmente Vitoria-Gasteiz) es una ciudad española, capital de Álava y sede
de las instituciones comunes de la comunidad autónoma del País Vasco.
Enclavada en un cruce de caminos, ha sido a lo largo de la historia un
importante punto estratégico tanto en el plano militar como en el comercial y
el cultural. Ya desde tiempos romanos, en los que la calzada que unía Astorga y
Burdeos pasaba por Álava, estas tierras no han dejado de ser un eje de
comunicaciones entre la Meseta Central y Europa. Es una ciudad con una intensa
historia que se manifiesta en un valioso patrimonio monumental. Ostenta el
título de «muy noble y muy leal». Cuenta con 242.147 habitantes, ocupando el
puesto 18 entre los municipios más poblados de España. Por su parte, el Área
funcional de Vitoria - Álava Central, conformado por 31 municipios (29 alaveses
y 2 vizcaínos) cuenta con una población de 278.066 habitantes. Como capital del País Vasco, Vitoria es sede de las principales
instituciones políticas de la comunidad autónoma: el Gobierno y el Parlamento
Vasco. Además, durante el año 2012 Vitoria fue Capital Verde Europea (European
Green Capital), tomando el relevo durante el año 2013 la ciudad francesa de
Nantes. Nos quedamos sorprendidas por la cantidad de parques en la ciudad, uno
de ellos se extiende varios kilómetros, rodeado de castaños de india, estaban
en flor y eran impresionantes. Como
consecuencia de ello, Vitoria es hoy día una ciudad bulliciosa y multicultural.
Se encuentra entre las ciudades europeas más sostenibles y con mayor calidad de
vida. Es además la ciudad española con más zonas verdes, 42 m² por persona
contando el Anillo Verde de la ciudad, y la segunda si sólo se cuentan las
áreas verdes dentro de la ciudad con 23,4 m² por persona. Actualmente es
la capital verde europea. Una vez paseado en autocar por la ciudad, fuimos a
visitar el casco antiguo. Quedamos maravilladas la buena conservación de toda
la parte antigua. Sus aceras de piedra estaban cuidadosamente impecables, con acceso
para los discapacitados, la ciudad tiene
el mejor acceso del “País Vasco”
El casco medieval ofrece un gran surtido de
comercio tradicional con numerosos locales dedicados a la artesanía, la
decoración, pequeñas tiendas de ropa, hostelería tradicional... mientras que el
Ensanche tiende a acoger a importantes firmas multinacionales de moda y
complementos, sedes de los principales bancos, elegantes cafeterías, afamadas
confiterías, restaurantes, exclusivas joyerías, grandes almacenes... sobre todo
en las calles Dato, General Álava, San Prudencio, Postas e Independencia.
La Vieja Catedral de
Vitoria y las visitas guiadas al templo y los trabajos de restauración han
supuesto un antes y un después para el casco histórico de la ciudad, junto con
el descubrimiento de varios tramos de muralla medieval han seguido el modelo de
«abierto por obras». Esto ha reforzado los esfuerzos que la ciudad está realizando
para promover la revitalización, restauración y conservación de su barrio
medieval, llegando a mostrar interés por parte del ayuntamiento para iniciar
los trámites para que sea declarado Patrimonio de la Humanidad. Ya al final de
la mañana, empezaron a caer unas gotas de agua, nos apresuramos hacia el
restaurante para almorzar. Al entrar, agradecimos el calor de dentro, nos
instalamos para comer y todo fue delicioso. A las cinco de la tarde habíamos quedado
con el chofer de nuevo; íbamos a visitar a treinta kilómetros “ Las Salinas de
Añana). Salinas de Añana (oficialmente también en euskera Gesaltza
Añana) es el principal núcleo de población y capital del municipio de
Añana. Salinas de Añana posee manantiales de agua salada que forman el río
Muera, debidos a que los cursos subterráneos de agua atraviesan sedimentos de sal
antes de salir a la superficie y cuya explotación está documentada desde el año
822. Las salinas del Valle salado junto con las de Poza de la Sal han sido las
más importantes de toda la Península Ibérica. En la Edad Media las Salinas de
Añana florecieron con el mercadeo de la sal, siendo fundada la población en 1126
por Alfonso I y constituyéndose en la villa más antigua de Álava por los fueros
otorgados en 1140 por Alfonso VI de Castilla. Las salinas están abandonadas
desde mediados del siglo XX y sus maderas se degradaron rápidamente. Sin
embargo recientemente se declararon Monumento histórico y ahora están en
proceso de restauración debido a su valor etnográfico y turístico. Otros
monumentos destacables de la localidad son el convento de Comendadoras de San
Juan de Acre de origen templario, la iglesia de Santa María de Villacones
(siglos XIII al XV), la medieval Casa Palaciega de los Ozpinas y el barroco
Palacio de los Herrán (siglo XVII). Una vez terminada la visita a las salinas,
algunas compañeras decidieron comprar tarros de sal allí mismo. Eran casi las
siete de la tarde, la tarde quedo preciosa y, con el sol que alumbraba la sensación
de frio era menor. Subimos de nuevo al autocar rumbo a “Donostia-San Sebastián”
Fue un día, donde desconectamos totalmente, aprendiendo, instruyéndonos sobre cosas de la ciudad, esto nos ayudo a refrescar la memoria, de cosas casi olvidadas.
Efectivamente fue una excursión a pesar del frio, convival y todas regresamos
con nuestra mente llena de encanto por esa ciudad, no tan lejos de la nuestra.
ANTIGUAS MURALLAS |
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