Esta mañana clasificando
unos documentos apareció entre ellos mi carnet de conducir. Ya ni me acordaba
del, puesto que hace varios años que deje de conducir. Lo acaricie con las
manos recordando aquel día que conseguí la práctica. Mi felicidad fue tremenda,
tanto que incluso le di un beso
espontaneo al inspector. Tiene su historia que, ustedes pensaran él porque, si
es una cosa tan normal en nuestros días. ¿Vaya otra vez con la campiña? Una
trata de olvidar ciertas cosas y zas… ¿como con un simple papel?, y vuelta de
nuevo hacia atrás sin tan siquiera pensar en ello. Pero la vida está compuesta
de recuerdos, buenos o malos. Es suficiente cualquier cosa por muy pequeña que
sea, para recordar lo pasado. Cuando obtuve el carnet, ya tenía 40años: ¿un
poco tarde tal vez? Yo, no tenía ninguna intención de conducir, me bastaba la
bicicleta o, una pequeña moto para ir al trabajo, no lo necesitaba. ¿Que paso? ;
mi suegro falleció de repente de un ataque cardiaco el mismo año en el que
supuestamente se iba a jubilar. Al no dejar testamento y con una empresa en las
manos mi suegra, hizo firmar a sus hijos quedándose con todo. Lo más triste de
la historia a parte su fallecimiento; es que mi ex marido era el único hijo que
trabajaba en la empresa familiar. Sin ningún remordimiento su madre lo despidió
de la empresa después de 25 años de duro trabajo. Aquí no queda todo; su madre
no respeto la voluntad de mi suegro, su deseo era que mi ex marido continuase
la tradición familiar junto a mi segundo hijo. Todos los hijos y nueras lo sabían,
nadie defendió a mi ex marido. Sé perfectamente que ella nunca me admitió como
hija política. Al casarnos; ya me reprocho de no aportar ningún patrimonio; vamos que en
definitiva yo era una extranjera pobre y desgraciada. Ahora llego a lo del
carnet de conducir; mi ex se quedo sin trabajo y nosotros con tres hijos. Aquello
supuso un duro golpe para mi ex, a mi no me sorprendió tanto. Gracias a un gran
amigo y, que en realidad era mi jefe donde trabajaba. Viendo la ansiedad en la
que me encontraba, gracias a este gran amigo mi ex marido empezó a trabajar
como transportista en un pueblo cercano. Ah, la verde campiña ¿era muy hermosa?,
pero un pueblo con apenas 1200 habitantes donde no había nada, lo que se dice
nada aparte las faenas del campo. Mi ex se vio de la noche a la mañana viajando
por las carreteras de Europa y del este. El supermercado quedaba a 15 kilómetros
del pueblo; necesitaba absolutamente pasar el carnet para hacer la compra. Sin pensármelo
dos veces me inscribo en una escuela de conducir y zas, se entera mi suegra. Me
tacha de imbécil, de tonta y un sinfín de cosas más. Según ella no tenía la
capacidad, tampoco la inteligencia para poder sacarlo: Yo hice caso omiso aferrándome,
estudiando para conseguirlo. Después de
varias clases paso el examen de teoría
zas, lo consigo a la primera. Un tiempo después paso la práctica y zas, consiguiéndolo
igualmente a la primera. Ni corta, ni perezosa me presento con el papel rosa en
casa de la suegra chuleándome con diplomacia y sin ofenderla. Un color se le
iba detrás del otro; ni tan siquiera me
felicito. ¡Se pueden imaginar mi ego! Mi revancha no tuvo precio a tanta humillación
de su parte. Me compre un coche de segunda mano precioso; justamente me lo vendió
mi gran amigo y jefe. Yo, al volante la cabeza erguida pasaba delante de la
casa de la suegra. Ah, pero aquí no acaba la historia, ¿qué va ?Me esperaba una
gran sorpresa, ¿quizás no tanto?, yo lo intuía… La suegra empezó a controlarme,
efectivamente al ir una vez a la semana para hacer la compra; la carretera que conducía
al otro pueblo pasaba por delante de su casa, ¿es que no había otra? Cuando mi
ex llegaba los fines de semana, era para contarle a su hijo que me había desplazado
en coche tal día u otro. De pronto; cuando ella sabía que podía estar en casa
llamaba por teléfono; sabía perfectamente que era la hora del control. Unas
veces le contestaba, otras pasaba totalmente. Esto provoco unos celos
enfermizos en mi ex marido; ya lo era de antes, ¿se pueden imaginar lo
siguiente? Entre los celos de mi ex, la suegra que malmetía decidí poner tierra
de por medio volviendo de nuevo a mi tierra. A raíz de entonces ya no volví a
conducir más. Ella enfermo después gravemente, gastándose lo que habia hetredado de la empresa familiar, de un
hospital a otro. Fue una mujer con mano dura hasta para ella misma. Y, bueno
decirles por ultimo que en definitiva que, en realidad el negocio venia de padre
a hijo de hacia muchos años atrás y, el que dueño
era el suegro. Una vez ya casi moribunda por teléfono me pidió perdón por su
comportamiento. Me costo perdonarla,
finalmente cerré el libro con las heridas abiertas olvidando ciertas etapas muy
duras y finalmente hoy no queda rencor por nadie. Es verdad que a veces echo de
menos un vehículo; pero viendo el caos circulatorio que hay adjuntado a que
tienes que pagar por estacionar, prefiero desplazarme en autobús. Nuestra
ciudad no es enorme y los autobuses pasan en mi urbanización cada 5 minutos.
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