A pesar de la
diferencia de edad, a los que somos ya mayores y con nietos, ¡puede tener una dimensión
muy especial! En nuestra época no se notaba tanto <<la diferencia de tiempo
entre generaciones>>. Nuestra educación tanto familiar, como social o política estaba
basada en el respeto ante todo y, fuera por el miedo policial. Al casarme,
aplique los mismos principios en los que a mí me inculcaron. Al casarme tan
joven y en un país extranjero, no fui tan consciente que entre
España y Francia había casi 40 años de diferencia en todos los sentidos.Yo, seguía
aplicando en mis hijos la educación recibida, convencida totalmente de que era
la buena y, la mejor. Pero una vez alcanzada la adolescencia de mis hijos,
constate que lo que para mí era bueno, quizás para ellos no era lo indicado.Aquí
llegaron los conflictos entre dos generaciones totalmente opuestas, a pesar de alcanzar después la armonia. Pero hoy no
voy hablar de lo que ya he contado en otros relatos. Como venia contando al
principio, efectivamente entre abuelos y nietos existe algo especial. Es verdad
que a los mayores nos da un nuevo impulso de juventud, a cambio con ellos
ampliamos sus ganas de saber y de conocer más. Es una forma de favorecer la relación
con ellos y de acortar un poco más la diferencia de las generaciones. ¡A nosotros
los abuelos nos encanta poder transmitir nuestras tradiciones!, nuestra cultura
y, más cuando viene de otro país: contarles nuestra historia familiar de otros
tiempos, de otra época. Yo, personalmente me he dado cuenta en la curiosidad de
mis nietos hacia lo pasado: hacia sus raíces, interesándose de paso cuando observan
una fotografía de saber quién era una u otra persona. Es verdad que en casa, está
llena de fotos de mis antepasados,a cada vez que vienen recuerdan tal foto;
a veces se ríen de las vestimentas de antaño, pero siempre con tanta dulzura.Debo decir, que he disfrutado muchísimo transmitiéndoles
nuestra historia, la de sus tíos y abuelos etc. Este tipo de comunicación confirma
la sagacidad de nosotros los abuelos hacia nuestros nietos. Me preguntan una y
otra vez, confirmándome siempre que será como un secreto bien guardado para
ellos. Y, yo me siento satisfecha de haber cumplido con mi deber ¿Qué seriamos
sin nuestras raíces?
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