jueves, 6 de diciembre de 2012

SER INMIGRANTE...


Hoy, al abrir mi correo me encuentro con que un admirador me interroga que pienso ¿sobre la inmigración? Yo, puedo darle mi punto de vista, ya que yo emigre a Francia por una razón bien distinta: aquello fue por amor. Junto a mi madre fuimos antes en un viaje de placer al país vecino; una servidora con 17 años. Nada más llegar en el restaurante que regentaba mi tío conocí al que fuese mi marido durante 38 años. El tío en cuestión me propuso trabajar para él hasta que nos casásemos. El idioma lo aprendí con facilidad y escuche ciertos comentarios ¿haber porque un español poseía un hotel restaurante?, aquello era normal decían en aquella época, dé donde habrá sacado el dinero ese rojo y, mi tío no estaba bien considerado puesto que los refugiados políticos de nuestra guerra civil eran los que hacían el trabajo sucio que, ningún francés quería hacerlo y fueron la mano de obra barata en el país vecino. Gracias a mi tía de origen francés el hotel salió para adelante trabajando duramente. Muy observadora me daba cuenta que realmente lo envidiaban. Los españoles junto a los italianos y portugueses fueron los que levantaron el país durante la posguerra mundial. Algunos vivían en chabolas a las afueras de Paris en condiciones lamentables, sin contar las mujeres internas en los mejores barrios de Paris, durmíendo en las buhardillas que poseían los adinerados; justo una cama y un lavabo y trabajando duramente. En cuanto a una servidora los comentarios iban y venían dándome cuenta que salir de tu país para establecerte en otro no fue una empresa fácil sino que, por el contrario, siempre se me presentaron innumerables obstáculos, no sólo en el país de entrada sino también en mi país de origen. Al salir de España, me daban el pasaporte a condición que a los seis meses tenía que regresar para cumplir el servicio obligatorio en <<La Falange>>, nos encontrábamos en los años sesenta y bajo la dictadura  franquista. Me lo dieron con muchísima dificultad por ser hija de <<un rojo>> tal como nos llamaban. Después de varios meses vuelvo de nuevo con mi pasaporte ya para varios años. Empiezo a trabajar donde el hotel del tío, de camarera, ayudante de cocina, barman etc. Mientras mi novio me presenta formalmente a su familia; la acogida fue más que fría; sabían que era española y lo ocurrido a mi padre. Mi padre republicano socialista paso varios años en la cárcel al terminar la guerra por ser quien era y por su grado de capitán en el ejercito << una chica de izquierdas >>, ¿con un padre comunista?, no lo admitieron nunca. ¿Cómo podían permitirse de juzgarme sin conocer mis verdaderas raíces? Allí era la pobre extranjera, que comía el pan de los franceses sufriendo tanto por ello. Si supieran, mi tío me exploto al máximo, pagándome una miseria para la cantidad de horas que trabajaba y sin un día de descanso .Mi horario consistía desde las seis de la mañana hasta el cierre; mis propios primos me trataban de alto como si fuese la chacha de ellos, dándome ordenes y aguante por estar tan enamorada. Pero ocurrió algo que no lo esperaba. Un día la policía en el mismo hotel me pidió los papeles, les di mi pasaporte  ¿me decían que no? Queremos el permiso de residencia, mi tío intervino diciéndole que al ser la sobrina no lo necesitaba; ellos dijeron que pasaría por la comisaria y así lo hice. Al no tener permiso de residencia y sin alta en la seguridad social me expulsaban del país. Llegue llorando y se lo explique a mi novio, al día siguiente vuelta a la comisaria. Mi novio les dijo que nos íbamos a casar: al oír aquello contestaron de acuerdo, pero que sea antes de seis meses y le aconsejo que se acoja a la nacionalidad francesa ¿pobre de mí ?sin dudarlo lo acepte con tal de no ser expulsada. Pero a pesar de casarme, teniendo la nacionalidad francea era la pobre extranjera.¿ No les cuento la expectativa de aquella boda?, era la primera vez que un chico del pueblo se casaba con una extranjera. Mis hijos sufrieron por lo mismo ¿madre española, hijos españoles? Menos mal que poco a poco los vecinos del pueblo fueron aceptándome, la familia política nunca. Me separo y vuelvo a mi país, aquí era la << francesa>>, paro de contarles los lios con los papeles administrativos. Un día me piden una atestación de hacienda de mi país...Francia ¿Como si soy nacida  aquí?, respondí seriamente¿ah, no?, usted es extranjera.Senti verguenza ajena que en mi propio pais me dijesen que no era de aqui. En Francia me contestan que no entra en la normativa de hacienda dar ningún informe sobre un ciudadano francés, en medio yo como una pelota de pin-pon. Al dia de hoy esto está sin resolver. En definitiva ni soy de aqui, tampoco de alli. Para finalmente dejarles con una cita anónima que vale para cualquier inmígrate sea cual sea el país.
¿Qué entiende por nación, señor ministro? ¿Es una masa de infelices? Sembramos trigo pero no comemos pan blanco. Cultivamos la vid pero no bebemos vino. Criamos ganado pero no comemos carne. No obstante, usted nos aconseja que no abandonemos nuestra Patria. ¿Pero es una Patria el lugar donde alguien no puede vivir del propio trabajo?
Respuesta anónima a un ministro italiano, siglo XIX

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