Palabras
mágicas.
Nos
ayudara mucho tener siempre una palabra que nos guste y nos de fuerza, amor,
paz y armonía… para repetirla en los malos momentos.
Afirmaciones
diarias: las afirmaciones son decretos que tienen una gran fuerza. Cuando
afirmamos “yo soy amor y alegría”, estamos haciendo magia con las palabras
porque esto despierta en nuestro interior un mecanismo que recibe estas
informaciones y la transporta a todas
las terminaciones nerviosas. Esa información multiplica las endorfinas, esos
neurotransmisores que inhiben el dolor y nos hace sentirnos bien. En
definitiva, las palabras que tienen mayor poder para nosotros mismos serán aquellas
que creemos nosotros con las que mejor nos identificamos. Solo hay una regla de
oro, si la palabra o frase es positiva estaremos reforzando nuestra vitalidad,
mientras que si es negativa minaremos nuestra fuerza interior. Si repetimos a
menudo” ya no sirvo” “ya no puedo”, etc., creamos un caos interior. Es de suma
importancia tomar conciencia de que nuestras afirmaciones y pensamientos crean
barreras o las libera. Existe una creencia de que si dormimos con un libro
debajo de la almohada llegaremos a asimilar durante el sueño su contenido. Tal
vez esta idea sea exagerada pero seguro que irnos a dormir recitando palabras
amorosas hacia ti como hacia los demás puede tener efectos muy positivos.
Ocupar la mente con estas palabras sagradas es hacer la mente sagrada. En
definitiva, hacer la mente sagrada es crear un mundo mejor.
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