domingo, 7 de octubre de 2012

QUÉ TIEMPO TAN FELIZ...



 playa de Ondarreta


En este principio de octubre, nos encontramos con el verano de (San Miguel) Con una temperatura de 30 grados; algo increíble para esta época aquí en el norte. Viernes playa, no me lo puedo creer. El agua del mar apenas se ha enfriado y, junto a mi amiga nos tomamos un baño que resulto ser una delicia. Al ser temporada baja, la playa casi vacía; había personas de nuestra edad y, gente joven. Decidimos darnos un paseo por la orilla, el agua golpeando los tobillos y, salpicándonos a veces hasta media cintura. El cielo de un azul intenso, la mar del mismo color: El espectáculo... una belleza increíble. Rodeada la playa por las montañas, divisamos los colores de los arboles cercanos, están cambiando las hojas y, nosotras en medio de la playa fotografiando el paisaje que se presentaba ante nosotras. Parecía que, estábamos todavía de vacaciones, en realidad casi; las dos somos jubiladas y, sabemos aprovechar todos los momentos buenos. Todo transcurrió como un sueño y, como seres de costumbres, fuimos al atardecer al bar Juantxo en el casco viejo. La temperatura a las ocho de la tarde 26 grados. Nos sentamos en la terraza del bar abarrotado de gente, túvimos que esperar que alguna de las mesas quedara libre. Pedimos dos bocadillos de tortilla de patatas junto a una caña, aquello estaba delicioso: debo decirles que es el mejor lugar para muchos donostiarras comer un bocadillo en este lugar, sea de calamares fritos, de lomo con pimientos etc.…Decidiendo después de un largo tiempo levantarnos e, ir cada una a su casa. En el autobús que me llevaba a casa, pasa por la bahía de la Concha. El cielo estaba precioso, un atardecer esplendido de colores,  rosado, rojo, amarillo…Al ir en autobús no podía tomar una instantánea de semejante belleza; otra vez seria. Quedamos para el sábado, con intención de volver a la playa y, comer allí. Amaneció con un sol radiante, pero según pasaba las horas el cielo se nublo. 


 Por el monte
Quedamos para la primera hora de la tarde y, subir al monte (Urgul ) .Subimos andando, hacía calor y, en nuestras mochilas había agua. Dios, que paisaje ante nosotras: subimos hasta el museo donde desde arriba domina una estatua gigante del Sagrado Corazón; visitamos el museo , para después un poco más abajo, en un pequeño rincón bajando unas escaleras donde, había un bar pequeño. Desde allí divisamos la playa, el puerto, las montañas, tomando fotos de aquel lugar. Sentadas de nuevo con una caña fresca y, al ritmo de Bob Marley pasamos una tarde maravillosa. Que más podemos pedir a la vida, con esta ciudad encantadora. Bajamos despacio la cuesta y, de nuevo al casco viejo ¡Donde...se lo imaginan ? donde en el bar Juantxo, allí habíamos quedado con la sobrina de mi amiga; una chica encantadora, risueña, cariñosa y, de nuevo a comer . De pronto empezó a llover y, cada cual regreso a su casa. Regresaba feliz, risueña, relajada, hay, pero que bien se vive jubilada; yo que siempre he vivido acelerada, nunca pensé que podría de esta forma adaptarme a mi nueva situación: Disfruto de la vida como nunca lo había disfrutado y, ya lo ven... con estas  sencillas cosas… 



 Un brindis

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