Sólo era liberado temporalmente una vez cada 100 años, en la víspera de San Juan, cuando el hechizo permitía que cualquier persona lo viera y pudiera liberarlo. El desesperado soldado prometió a don Vicente la mitad del tesoro a cambio de su ayuda. Su misión consistía en encontrar un sacerdote en ayuno para librarlo del hechizo y una doncella pura para abrir el cofre del tesoro. Don Vicente salió a buscar ayuda y encontró una chica casta y un cura de apetito insaciable. El cura haría lo posible para ignorar su apetito.
Una vez que don Vicente, el cura y la chica llegaron al pie de la torre, la cripta apareció. Una vez dentro, el hechizo parecía roto. Entonces Don Vicente comenzó a llenar sus bolsillos con oro. El cura glotón comió algo de fruta. En un visto y no visto, Don Vicente, la doncella y el cura se encontraron fuera de la torre. La Noche de San Juan había terminado y el hechizo no se había deshecho… El sacerdote había comido demasiado pronto.
Según cuenta la leyenda, todavía el soldado permanece prisionero en la torre, donde se le puede ver vigilando el Tesoro de la Alhambra…
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