jueves, 28 de junio de 2012

REENCUENTRO CASUAL CON UNA AMIGA...

TILOS EN LA AVENIDA DE TOLOSA


Ayer amaneció triste y brumoso; el viento sur se debatía con el viento del norte. La noche anterior había preparado los bártulos de la playa en la mochila; grande fue mi decepción. Pero según iba avanzando el día, el sol despuntaba tímidamente. Hacia una temperatura excelente, y después del almuerzo, decido ir a la playa. Con la mochila acuestas y la cámara de fotos en la mano. Tomo la avenida de Tolosa… todavía los inmensos tilos desprende  olor de sus flores, voy respirando su aroma; según voy bajando, entre la carretera y la acera, está  lleno de flores de colores, de rosas, magnolias, hortensias , etc. Me tomo unos instantes para fotografiar; con el sol los colores parecían más luminosas, más hermosas. 
ROSALES

Hasta que por fin llego a la playa de Ondarreta ; pongo la esterilla y encima la toalla. Me echo crema solar y me tumbo al sol; a través de la toalla siento el tibio calor de la arena. Qué  placer tan inmenso; estoy cerca de la orilla, así puedo mejor escuchar el vaivén de las olas, me relaja y me dejo invadir por esa dulce sensación de bienestar. Al cabo del tiempo la playa se inunda de gente; niños jugando a la pelota, riendo y corriendo hacia la orilla para darse un chapuzón; el agua todavía está algo fría, pero el baño, una vez dentro es una gozada. De pronto el sol de nuevo se nubla y, una espesa bruma empieza a caer. Con mis bártulos  de playa, y  la mochila, me acerco hasta el “Peine de los Vientos “mi lugar favorito. La marea está bajando y, observo que casi se puede ir andando hasta la isla. Durante la posguerra, se encontraba la cárcel de San Sebastián a la orilla de la playa Ondarreta ; todavía quedan los cimientos de piedra a la vista; de paso, un recuerdo tierno hacia mi padre, pasó algunos años en ella, en la época franquista.

RESTOS DE LA ANTIGUA CÁRCEL
Me acerco para fotografiar de nuevo “El Peine de los Vientos “De pronto alguien me toca el hombro; me doy media vuelta, ahí estaba observándome una gran amiga de infancia. Hacía más de 30 años que no sabía nada de ella; se caso y se fue junto a su marido a Suiza; perdimos el contacto tontamente  con el tiempo y, hoy estaba en mis brazos. Ella me reconoció enseguida; las dos nos abrazamos efusivamente llorando, intercambiando palabras, como el destino nos pone de nuevo frente a frente, cuando menos lo esperábamos. Ignorando mi separación y, mi vuelta al país; ella enviudó y, se encontraba junto a su hija de vacaciones. 

PEINE DE LOS VIENTOS
Qué momento memorable este casual y feliz encuentro; fue una de mis mejores amigas, nos tomamos un café en la terraza del bar, hablando de tantísimas cosas. Nuestra lejana infancia, nuestra adolescencia, y nuestros primeros amores; riéndonos a carcajadas, su hija asombrada de este encuentro, del buen rollo entre nosotras, y quedamos para este sábado para comer juntas. Cuando llegué a casa era bien tarde; risueña, feliz de este día tan asombroso. No había visto que en el reloj pasaban las horas. El sábado, tenemos tantas cosas para contarnos que, estoy contando las horas que nos quedan, para estar de nuevo juntas.  


BAHIA DE DONOSTIA
MAGNOLIO


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