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TILOS EN LA AVENIDA DE TOLOSA |
Ayer
amaneció triste y brumoso; el viento sur se debatía con el viento del norte. La
noche anterior había preparado los bártulos de la playa en la mochila; grande
fue mi decepción. Pero según iba avanzando el día, el sol despuntaba
tímidamente. Hacia una temperatura excelente, y después del almuerzo, decido ir
a la playa. Con la mochila acuestas y la cámara de fotos en la mano. Tomo la
avenida de Tolosa… todavía los inmensos tilos desprende olor de sus flores, voy respirando su aroma;
según voy bajando, entre la carretera y la acera, está lleno de flores de colores, de rosas,
magnolias, hortensias , etc. Me tomo unos instantes para fotografiar; con
el sol los colores parecían más luminosas, más hermosas.
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ROSALES |
Hasta que por fin llego a la playa
de Ondarreta ; pongo la esterilla y encima la toalla. Me echo crema solar y me
tumbo al sol; a través de la toalla siento el tibio calor de la arena. Qué placer tan inmenso; estoy cerca de la orilla,
así puedo mejor escuchar el vaivén de las olas, me relaja y me dejo invadir por
esa dulce sensación de bienestar. Al cabo del tiempo la playa se inunda de
gente; niños jugando a la pelota, riendo y corriendo hacia la orilla para darse
un chapuzón; el agua todavía está algo fría, pero el baño, una vez dentro es
una gozada. De pronto el sol de nuevo se nubla y, una espesa bruma empieza a caer. Con mis bártulos de playa, y la mochila, me acerco hasta el “Peine de los
Vientos “mi lugar favorito. La marea está bajando y, observo que casi se puede
ir andando hasta la isla. Durante la
posguerra, se encontraba la cárcel de San Sebastián a la orilla de la playa Ondarreta ; todavía quedan los cimientos de piedra a la vista;
de paso, un recuerdo tierno hacia mi padre, pasó algunos años en ella, en la
época franquista.
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RESTOS DE LA ANTIGUA CÁRCEL |
Me acerco para fotografiar de nuevo “El Peine de los Vientos “De
pronto alguien me toca el hombro; me doy media vuelta, ahí estaba observándome una
gran amiga de infancia. Hacía más de 30 años que no sabía nada de ella; se caso
y se fue junto a su marido a Suiza; perdimos el contacto tontamente con el tiempo y, hoy
estaba en mis brazos. Ella me reconoció enseguida; las dos nos abrazamos efusivamente llorando, intercambiando palabras, como el destino nos pone de
nuevo frente a frente, cuando menos lo esperábamos. Ignorando mi separación y,
mi vuelta al país; ella enviudó y, se encontraba junto a su hija de vacaciones.
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PEINE DE LOS VIENTOS |
Qué momento memorable este casual y feliz encuentro; fue una de mis mejores amigas,
nos tomamos un café en la terraza del bar, hablando de tantísimas cosas.
Nuestra lejana infancia, nuestra adolescencia, y nuestros primeros amores; riéndonos
a carcajadas, su hija asombrada de este encuentro, del buen rollo entre
nosotras, y quedamos para este sábado para comer juntas. Cuando llegué a casa
era bien tarde; risueña, feliz de este día tan asombroso. No había visto que en
el reloj pasaban las horas. El sábado, tenemos tantas cosas para contarnos que,
estoy contando las horas que nos quedan, para estar de nuevo juntas.
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BAHIA DE DONOSTIA |
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MAGNOLIO |
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