En el año 2010, junto a mi mejor amiga nos fuimos en tren
rumbo hacia Andalucía. Necesitaba hacer ese
peregrinaje a la tierra de mis padres y, antepasados; una promesa que me hice a
mí misma. Deseaba encontrar mis raíces, saber más cosas que sucedieron durante
la guerra, la posguerra. Encontré familia, sobre todo un primo hermano de mi
madre que me aclaro muchísimas cosas; yo iba anotando cada detalle de lo ocurrido,
escuchando más cosas que yo ignoraba. Espero que algún día pueda publicar la
tremenda historia. Pasaron más de 50 años sin volver por mi tierra. Alquilamos
una casita con piscina en Vera Playa; No
había vuelto por mi tierra hasta entonces, por falta de tiempo, y también porque
llegábamos desde Francia aqui en nuestra ciudad, donde vivia mi familia . Si , es verdad que junto a una
hermana y sobrina fuimos dos años antes a visitar aquella parte de Andalucía ;
ver donde vivieron mis padres, igualmente mi abuela materna. Aquello fue una
experiencia muy emocionante; tanto había oído comentar de su pueblo natal (Garrucha).
Junto con mi amiga decidimos ir al pueblo para saludar de nuevo a la
familia. Un pueblo costero de un gran encanto, su bahía, su puerto de
pescadores; alli encontré primos lejanos siguiendo la tradición
familiar.. pescadores ; como en la
época de joven de mi madre. Su paseo marítimo de mármol, adornado todo lo
largo de palmeras y hermosas flores. Sin olvidar las comidas en casa de mí
prima María; una andaluza con mucha gracia y salero, saboreando sus mariscos y
pescaditos al adobo que nos preparo especialmente, dándole las gracias y, yo muy
emocionada de semejante recibimiento. Recuerdo el primer domingo al llegar,
fuimos a comernos una sabrosa paella de marisco con una sangría de la casa, en
un restaurante que conocía anteriormente, nos mirábamos y nos entraba la
risa, llegábamos siempre las primeras, alargando la comida con una animada charla,
al mismo tiempo que observábamos los turistas. Estábamos en un paraíso ; como somos dos sibaritas, la enorme paella tranquilamente la acabamos, junto a
la sangría .Que contentas estábamos ¡! Otro domingo nos fuimos a
visitar (Mójacar pueblo) Subiendo andando unos 5 kilómetros,
admirando el paisaje y, bajando de nuevo a pie. Se encontraba en una colina,
admirando ese típico pueblo andaluz con sus casitas blancas y sus balcones
adornados de buganvillas, el espectáculo una vez arriba era grandioso, podíamos
divisar la costa y las montañas que le rodean. Era fantástico visto desde
arriba. Sus calles estrechas llenas de tiendas para atraer al turista, sus cerámicas
y suvenirs... ah, sin olvidar la típica tienda de comestibles, donde te venden de todo.
Al bajar fuimos a comer a un chiringuito en la playa, antes nos dimos un paseo
montadas en camello cerca de la playa. Nos pusieron sardinas asadas a la brasa ,con
una buena sangría refrescante al compas de la música de Carlos Santana. Hoy al
oírla de nuevo nos recuerda aquel día tan esplendido pasado allí.
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