miércoles, 16 de mayo de 2012

COSAS QUE SUCEDEN II ....

 Increíble  aquello tan sencillo empezó a funcionar. Aunque reconozco que sigo a veces muy sensible, sobre todo en ciertas épocas, las navidades donde todo son recuerdos, llorando muy a menudo, eso me descomprime la angustia. Sé que he hecho una labor interior importante, satisfecha, muy satisfecha de haber conseguido y sobre todo mi autoestima por fin recuperada. Hoy comprendo que no hay nada que temer, a cambio  hay que estar agradecida por esta nueva oportunidad que se presenta en mi nueva vida. Empecé a saborear la vida con muy pocas cosas. Había perdido ciertas sensaciones al estar sumergida en semejante trauma. Me di cuenta que  un simple atardecer  me dejaba extasiada. Sentir rugir el mar a la orilla de la playa mientras paseo,  golpeando las olas  en mis tobillos era algo increíble. Respirar el olor que desprende los tilos cuando florecen, cierro mis ojos como si fuese algo mágico. Voy  expresamente cada mes de junio al paseo de Francia de nuestra ciudad, me siento en un banco  dejándome  invadir  por esas sensaciones olvidadas.  Observar el va y viene de las gaviotas, cuando los barcos pesqueros entran al puerto, oír el canto de los pájaros, cuando en la primavera llegan las golondrinas  anidando en los tejados de las viviendas, las observo a través de mis cristales revolotear, buscando insectos para sus cría, quedando prendada. Observar las noches estrellada, admirando el resplandor de la luna y todo se convierte en algo mágico. Doy cada día las gracias a todo lo que me rodea, sintiendo buenas vibraciones, amando con pasión la vida. También con la  lectura de un buen libro, una música relajante. Los libros, la poesía, otra de mis pasiones junto al arte. Fui descubriendo que la vida puede ser maravillosa siempre que te lo propongas, que cada día que pasa es un nuevo comienzo, un nuevo renacer y ello no significa que todos los días sean maravillosos. Pero si está claro en la positividad que he adquirido que hasta yo misma me sorprendo. Soy otra persona, no soy perfecta claro está, pero no la misma  de antes, sus miedos, sus inseguridades, vivo el presente sin angustiarme el mañana. Me siento viva por fuera, al igual por dentro. Recuerdo un día, un  atardecer, estaba  sentada en un banco junto al mar dando de comer a las palomas y los pajarillos que se  acercaban. Un joven muchacho  se puso a mi lado tocando con su guitarra, al oír   (juegos prohibidos) era la música de una película estupenda francesa, que vi cuando vivía en Francia, tocaba con tanta pasión que  creía estar en el cielo, su música me embriagaba y una sensación de bienestar invadió mi cuerpo. No podía creer que hubiese perdido tantas  cosas de la vida, tantas emociones recorrían por mi mente, emociones olvidadas. Empecé a vivir para mí misma. No necesitaba mucho para saborear lo que la vida ponía a mis pies, el universo es  mágico, la vida es bella, todo me complace.  Todo lo que la madre naturaleza pone a tú alrededor, la magia de las  flores, el mar y las montañas. 
Marilo Dominguez.
16/05/2012.

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