Y de paso voy contar los tiernos recuerdos de antaño. Hoy en este otoño
se cumplen varios años y, un recuerdo tierno llega a mi mente recordando a mis
abuelos. Que ternura su lado; hoy al ser yo la abuela comprendo mejor la
dulzura que existe entre mayores y nietos. Festejamos todos unidos las bodas de
platino de los abuelos, al poco tiempo fallecieron, se fueron 15 días de uno detrás del otro ¡Qué alegría
sentía ese día, el sol nos daba la bienvenida y no era para menos festejábamos
en familia el aniversario de boda de mis abuelos; bodas de platino, tan
emocionada me encuentro. Todos reunidos, hijos, nietos, biznietos celebrando
una misa en su honor para conmemorar el evento. Bajo una carpa a la sombra la
familia se afana para el festejo, acompañado con los mejores vinos. ¡Decorando
las mesas con flores silvestres, para el recuerdo de los abuelos ¡ Los niños a
su alrededor deseaban caricias, estrechaban sus manos envejecidas pidiéndoles
que contaran historias. Yo los observaba en silencio rememorando la ternura en
mi niñez no tan lejana. Ése día ya con el pelo blanco, sus rostros ajados y sus
fuerzas debilitadas, pero Dios cuanta ternura, cuánta sabiduría se desprendía
de ellos; emocionados hasta que las lágrimas acudieron en sus ojos fatigados
dándonos las gracias por la sorpresa, contando anécdotas de sus vidas. Sin que
ellos se dieran cuenta a petición mía la orquesta tocaba un vals...de aquellos
añorados tiempos, acercándome hacia ellos les tendí mis manos, me concede este
baile abuelo ¡me lo concede usted también abuela ¡Oh... sorprendidos pero
sonriéndome el abuelo con cara de pícaro me dijo…Hija con este vals tu abuela
me concedió su primer beso, con paso inseguro
se adentraron en el centro, bajo los aplausos emotivos de toda la
familia bailaron para nosotros de nuevo.
Marilo Dominguez.
08/04/2012.
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