domingo, 8 de abril de 2012

EL BARCO A LA DERIVA....


Pero el barco pronto  fue a la deriva,  no sé muy bien de qué manera. Hoy me pregunto, qué Dios me salvo de ahogarme y entrar en sus profundidades oscuras para siempre. Tarde en darme cuenta, después fue tarde. Recuerdo nuestro  primer encuentro en la plaza del pueblo, aquella mirada… que me estremeció cuerpo y alma al invitarme a bailar. Éramos tan jóvenes, casi adolescentes deshojábamos las margaritas, me quiere, no me quiere…Al poco tiempo nos hicimos novios, regalándome una sortija de pedida bajo la mirada fría de tu madre, deseando que finalizaría el servicio militar para casarnos. Llego el día de la boda casándonos contra la voluntad de nuestros padres. Yo por ser extranjera, mi madre advirtiéndome lo mucho que sufriría a tu lado; Haciendo caso omiso, pensando que mis padres juzgaban que era muy joven para casarme. Al ponerme en el dedo él anillo de  casada vi en tus ojos gris verdosos lo mucho que me amabas. Una vez  casados el barco fue derivando, a pesar de suplicarte de ayudarme en el recorrido. Me encontré pronto sola llevando el timón. Todo reposaba sobre mis hombros, mis manos inexpertas y sin conocer el rumbo. Todo mi mundo se derrumbo como un castillo de naipes. Adiós amor, adiós familia. Eras inmaduro, caprichoso y el alcohol hizo estragos en nuestras vidas. Hubo tantas lágrimas cuando nos enfadábamos, la incomprensión entre los dos fueron destructivos, cada cual se encerraba en un mutismo, acabando con el dialogo… 
Marilo Dominguez.
08/04/2012.

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