jueves, 29 de noviembre de 2012

DIALOGANDO CON MI HIJO...


Hijo mío; ahora que te sientes solo; que ves a tu alrededor que solo existen vacios y no puedes llorar…piensa en mí. Si alguna vez sientes tristeza, te sientas desarmado sin fuerzas piensa en mí. Hubo un tiempo hijo mío en el que también llegue a sentirme sola, sin apenas una mano que me sostuviera. ¿Como tú?, he sentido  vacios, carencias emocionales y sin una puerta a quien llamar. ¿Cuántas veces me he sentido aterrada, por no tener  un hombro para llorar? Entonces te pido una cosa, aférrate a  mi mano  y caminemos de la mano hacia adelante, como lo hacíamos antaño llorando si fuera necesario. ¿Cómo? ¿De qué  manera podemos optar por un nuevo enfoque antes de que llegue la desesperanza?, proponiéndote de abordar tus penas sin vanidad, ni arrogancia por ninguna parte. ¿Hijo mío?, tanto tiempo que no nos hemos sentado frente a frente y, cuestionarnos que ha pasado realmente. ¿Siempre fui madre y amiga a la vez? Siéntate a mi lado, estoy  aqui de nuevo para escucharte. Sobre todo no te sientas culpable, puedes aliviarlo comenzando una tregua ¿Sabes cuánto te amo?, nunca aparté mi corazón lejos de ti hijo mío. Mi amor siempre te acompañara por doquiera que vayas. Haz una pausa hijo mío, siente el placer y la alegría como yo de estar de nuevo a tu lado. Mira todo lo que alcance tu vista, englobando hasta conocer la más mínima parte allá escondida. No hace falta esfuerzo para discurrir, tan solo hace falta una sola cosa, salta los esquemas y mira con ojos distintos. No temas volar hacia otros horizontes desconocidos analizando los caminos emprendidos. Sabes a veces nuestro mundo está lleno de dolor, nada es un camino recto, nada es blanco o negro, puedes elegir los colores. Cuando despiertes de tu mal sueño y veas la realidad, terminaran y desaparecerán tus miedos. Escucharas una nueva melodía que te harán feliz. Veo una sonrisa en tu rostro, sí, venga hijo mío sonríe y  libérate de tu historia viviendo el presente y veras como todo cambia a tu alrededor. Lo más difícil es reconocer las cosas con sinceridad, pues solo con la sinceridad por delante veras el cambio. ¿Gracias hijo mío?, por este dialogo contigo.

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