Los truenos y
relámpagos sonaban con fuerza, llovía a cantaros por la carretera que salía de
Paris, dirección “Jounville-le-Port” cerca
del “Parc de Vincennes” (parque) que la llevaría a las afueras de la capital y que,
la conduciría hacia el Hotel “Majestic” donde se alojaría Sophie por el momento.
Durante el trayecto, observaba a través del retrovisor si, alguien la seguía. Fue testigo de una brutal paliza contra su
novio que le acompañaba en el barrio de “Pigalle”, una calle cerca de la calle “Saint
Lazare”. Danny recibió esa misma mañana una llamada y del otro lado del teléfono
le aconsejaban de estar a la hora dictada, su vida sino correría peligro. Danny
fue un delincuente de poca monta; durante sus jóvenes años traficaba con coches
y, hacia solo un par de días que había salido de la cárcel de “Fleury- Mérogis”
en un suburbio al sur de Paris. ¡Como lo habían localizado tan pronto se
pregunto! La policía lo acusó del atraco a un furgón con más de 30.000 millones
de francos. Eran los años 70-80 y raro era la semana que no se cometiera un
atraco contra un furgón blindado. Fue un atraco bien organizado, en pleno día,
lo hicieron tan rápido como habían llegado, desapareciendo en un coche donde
les esperaba un quinto individuo. Todos iban vestidos de paramilitares y bien
armados, con pasamontañas, donde justo podía distinguirse los ojos. Dos agentes
resultaron heridos graves, la policía sospechaba del clan llamado “Straus” pero
Danny no era del clan se lo juro una y otra vez a Sophie. ¡Seguramente aquello
fue una venganza, un soplo! ¡Una venganza de quien! Después de varios meses en
la cárcel y de varias investigaciones, no había ni un índice contra él. Nunca había estado
en la cárcel, y aquello le hizo reflexionar sobre su vida si hubiese
continuado. Después de conocer a Sophie se había enmendado. Ella le dio la
estabilidad que nunca tuvo. Danny, era un joven, en la cual su niñez la había pasado
en varios centros de adopción. Su padre en un ataque de alcoholismo acuchillo a
su madre mortalmente cuando aún era muy niño. Fue un niño conflictivo, por ese
motivo paso por varios centros de educación. Al llegar a la mayoría de edad se
fue a cumplir su servicio militar obligatorio en el ejército del aire. Estuvo
en el III regimiento de la infantería marina paracaidista de “Carcassonne” al
sureste de Francia durante 14 meses. Allí aprendió lo que era disciplina. Para
entonces conocía a Sophie, dejando la mala vida por ella, sus pequeñas trapicheos
que no lo llevaban a ninguna parte, “sus amigos” y encontrando trabajo como mecánico.
Sophie representaba todo lo que él nunca había tenido. Era dulce, cariñosa y
estaban muy compenetrados. El fue un chico de la calle, sin rumbo alguno, hasta
su casual encuentro con ella. Sophie iba en una moto “Vespa” y casi lo
atropella. Muy seria, casi en lágrimas le pidió perdón, preocupándose si estaba
bien. Al chocar con la moto se hizo un pequeño rasguño, nada grave. Sophie para
hacerse perdonar le invito a tomar un café, el acepto a condición que sería él
quien pagaba. Estaba subyugado por su belleza, su encanto personal. Él, el
joven maleante, no se lo podía creer que se encontrase con una joven con
semejante clase. A raíz de este encuentro fortuito, se vieron varias veces más.
Ella le indico que era periodista, que su familia era de Burdeos. Su trabajo le
apasionaba, desde muy joven sabía que era lo suyo. Danny le conto su triste infancia,
ella lo escucho hasta el final. Lo principal le dijo Sophie, era si estaba dispuesto a cambiar. Casi sin
darse cuenta se enamoro de ella y, antes de ir a cumplir el servicio militar le
declaro su amor. Tenia miedo no ser correspondido, por su pasado y toda su vida
arrastrando la tragedia. Sophie emocionaba le contesto que ya era hora de que
se declararse, ella estaba enamoradísima del. Esperaría sin duda alguna su
regreso, e iría preparando el piso de ella, para acomodarlo en sus nuevas vidas.
Después de acabar su periodo en el ejército se casarían, hasta lo ocurrido con
el robo del furgón, la mala racha le perseguía y esto nada tenía que ver con él. Cuando se acercaban
a la cita, Danny le aconsejo a Sophie de quedarse a cierta distancia, temía que
algo pasara y, le suplicaba de marcharse si aquello se ponía feo. Una vez en el
callejón un coche, luces apagadas, Sophie desde una distancia y con unos prismáticos
reconoció al hombre que daba las órdenes.
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