Reconozco y soy
consciente que a veces canalizo mal mis emociones, cuando de paso algo altera
mi estado emocional. Me ofusco tratando de encontrar donde se encuentra el
engaño, o la verdad. Soy muy visceral, impulsiva, a veces testaruda impidiéndome
razonar con tranquilidad: entonces me gusta aislarme, reflexionar sobre los
acontecimientos. Muchas veces encuentro la salida de inmediato, otras
necesitando varios días. Comprendo que en ese estado, todo lo vivo al rojo vivo
con tantísima intensidad que me desborda. La vida puede estar sembrada de caminos
llanos y perfumados, también de caminos pedregosos y, yo tengo que canalizar
esas emociones que a veces se hacen cuesta arriba. Soy consciente que mi
silencio pueda intrigar; causar cierto desconcierto, pero necesito absolutamente
esos momentos solitarios. Interiorizarme hasta el fondo y sacar a flote que es
lo que no va emocionalmente. Otras veces sucede que no obtengo la respuesta de
inmediato y trato de recomponer el puzle de alguna pieza desencajada. Cuando lo
consigo es para comprobar que después salgo fortalecida. Incluso más ilusionada
cuando por fin llego a controlar mi estado emocional olvidando lo pasado. Ahora
esos momentos de soledad son imprescindibles para mi. Me gusta encontrarme a
solas conmigo misma, ver porque motivo estoy a flor de piel. En esos momentos,
puedo dañar inconscientemente a quien se encuentre a mi lado, me hablan pero no
quiero escuchar; esto es sin duda uno de mis grandes defectos. Cuando por fin
salgo de mis tormentas emocionales pido disculpas, pero necesito salir de ese
mar de inquietudes que me aprisionan totalmente sola. Después las dudas se
desvanecen, cuando al otro lado del teléfono escucho una voz amada inquieta de
mi silencio. ¿Es entonces cuando me pregunto? ¿Qué más puedo pedir a la vida?,
tengo una familia, amigos que me aman. ¡Si cada amanecer es un espectáculo maravilloso!
¿Qué cuando alguien me sonríe?, confío de nuevo en la vida. ¡Si al abrir mis
ventanas, escucho el canto de los pájaros! Y puedo pasear descalza por la
orilla del mar. Cuando una flor se abre, quedo maravillada por su perfume y
color ¡Si lo más maravilloso es seguir amando!… ¡Si, me doy cuenta que ese amor
me da fuerzas despertando sueños todavía inacabados! Qué lo mejor y más consistente es ese amor
prodigado. ¿Dime? Como no amarte, puesto que el amor es el más fuerte. ¡Entonces
en mi corazón brilla el sol, en tus ojos el mar! Observo el cielo estrellado y
pido un deseo al universo. Mi alegría es tan intensa que canto, rio, lloro o bailo
a la vida con el estribillo que marco nuestras vidas. Una gran energía positiva
inunda mi alma cuando escucho ¿te amo? En esos momentos deseo que el tiempo se
pare, ¡Que el tiempo sea eterno y perderme en tus labios con un dulce beso!
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