miércoles, 13 de marzo de 2013

"EL TALLER DE LOS AFECTOS"...

Esta semana hemos empezado un taller “De los afectos” Junto a dos amigas fuimos a la casa de cultura, estábamos intrigadas que, ¿podría ser? Nos recibe una persona de la casa de cultura junto a la que será por varias semanas nuestra profesora. “Mafalda”, así se llama, una joven con una mirada dulce y un cuerpo de bailarina. A mí personalmente me hizo gracia el nombre, pero resulto ser una persona entrañable, amable y cariñosa. Nos cuestiona sobre las razones que nos lleva para asistir a este taller. Después de escucharnos a cada una de nosotras, llegamos a la conclusión que cada una de las participantes nos encontrábamos con el mismo problema. Antes les comento que las que participábamos, éramos mayores de 60 años. Para concluir que todas sin excepción teníamos problemas para expresar nuestros sentimientos. Comprobamos juntas que nadie nos había enseñado a demostrar los sentimientos y, llegamos a la conclusión que era debido a la época de dictadura, de disciplina tanto dentro de casa, como fuera. Que fueron años durísimos para todos, donde las emociones se encontraban reprimidas. Fue entonces cuando la joven profesora de origen portugués nos indico que a través de la gimnasia emocional del cuerpo, de la palabra nos iba ayudar a desbloquear emocionalmente, a perder el sentido del ridículo y de esta forma poder expresar libremente todo. Después de más de una hora de expresión corporal, de danza, de palabras de admiración hacia las demás terminamos la primera sesión encantadas. Hubo mucha emoción, alguna lagrima,  abrazos, un te quiero sincero y fue realmente positivo. Salimos relajadas y risueñas, con ganas de volver de nuevo. Fuera en la calle nos preguntábamos de donde éramos, unas del sur de España, otras de aquí del país vasco. Coincidiendo en lo mismo, emociones reprimidas, faltas de afectos. Yo, reflexionaba sola en casa que las emociones son fundamentales en la vida humana. Que pasamos por distintos estados emocionales a lo largo de nuestra vida (alegría, miedo, inseguridades, odio, culpa y un sinfín de cosas más… ¿Cuántas veces había reprimido?, mis sentimientos en un sentido u otro y, que nuestras emociones tanto negativas, como positivas han influido en los que nos rodeaban, sobre todo con los hijos: pues ellos a su vez toman el mismo patrón que sus progenitores. Llegando a la conclusión que si se hubiesen bien transmitido, quizá no hubiesen llegado a ciertas consecuencias. También he de decir<<que ser madre>> es una profesión que aprendemos con la vida. ¿Que no existen padres perfectos?, ¿tampoco hijos perfectos? Menos mal que a menudo actuamos con intuición e inteligencia: que lo ideal es conseguir que tanto la razón como los sentimientos y las emociones vayan siempre de la mano. Que te das cuenta para tu felicidad que si no pones barreras entre los sentimientos y tú forma de actuar, nos encontraremos más relajadas, más receptivas y los demás verán en tu persona, una persona de trato agradable en la que pueden confiar. Que la vida no empieza y termina en uno mismo. Que además de valorar los sentimientos propios, hay que tener en cuenta los de los demás. Intentar ponerse en el lugar del otro, intentando entenderlos nos ayudara por supuesto a relacionarnos con todos los que nos rodean. Y, sobre todo un abrazo, una sonrisa rompe cualquier barrera dejando el corazón libre para expresarse, mejorando positivamente tu relación con los demás. Estar despierto a las emociones de la persona con la que comunicamos, es un componente eficaz, esencial. Nuestras emociones hablan de nosotros y lo que sucede importante para nuestras vidas. Y, finalmente comprender el origen de nuestras emociones, haz caso a tus corazonadas, tus intuiciones…te ayudara a encontrar la verdad.

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