domingo, 3 de febrero de 2013

HOY DOY LAS GRACIAS...



Hoy, quería, deseaba dar las gracias a todos aquellos que, en algún momento tomaron unos instantes para leer mi blog. Nunca pensé que mis emociones, mis vivencias gustasen tanto. Para mi es una especie de terapia positiva, sacando todas mis emociones tal como las vivo y las siento; pasando del presente al pasado y, viceversa. ¡Es curioso!, mi pasión por la escritura remonta a mi infancia y, nunca podía imaginarme que un día expondría a la luz mis vivencias. Mi padre, me transmitió la pasión por los libros y, a pesar de tener entonces diez años a escondidas leía sus libros. ¿Debo ser sincera?, algunos no los comprendía muy bien. ¿Muchos eran literarios y, con esa edad que iba a entender? Luego con los años que pasaban fue diferente. Fue entonces cuando en un cuaderno apuntaba tantas cosas. Me imaginaba más tarde ser una gran escritora, era realmente mi sueño que, nunca se cumplió por falta de medios. Cuando acabe con los estudios básicos con unas excelentes notas; pero mis padres no podían enviarme a ninguna universidad y tuve que empezar a trabajar con 14 años. La directora del colegio, viendo lo aplicada y seria que era, me presento a la dueña de una librería muy conocida en nuestra ciudad. Buscaban una joven dependienta, seria, trabajadora y, yo correspondía con el perfil que ella buscaba. ¡Se pueden imaginar mi alegría!, metida entre cientos de libros. Aquello supero todas mis expectativas. Evidentemente en la tienda no podía leer nada: pero poco a poco fui comprando libros con las propinas que obtenía. En aquella época, ante todo se encontraban nuestros grandes autores: Cervantes, Blasco Ibáñez, Miguel Delibes, Juan Ramón Jiménez con el extraordinario libro de<<Platero y yo>> Vicente Aleixandre, Ángel María de Lera, un sinfín de autores más y, por supuesto los de Julio Verne. Libros extranjeros había poquísimos. Luego llegaron los libros sobre las grandes civilizaciones y a mí me apasionaba la egipcia, los mayas, la azteca etc. Cuando un cliente entraba pidiendo un tal u otro libro, sabía perfectamente donde se encontraba. En tiempo de menos trabajo, me dedicaba a limpiar los libros y, clasificarlos: en definitiva sabia más que los dueños. ¡La dueña se pueden imaginar!, estaba contentísima con una servidora. Era una más de la familia, la verdad que yo estaba feliz en medio de tantos libros y, por supuesto de la forma en que me trataban. Cuando de paso la dueña iba a Madrid, siempre había un regalo para mí: yo le estaba muy agradecida ante todo por la confianza que había puesto en mí. Me gustaba que todo estuviera limpio y ordenado, rozaba casi la perfección. Siempre iba con quince minutos de adelanto y, la ultima en salir del trabajo; pues en total estábamos, la dueña junto a dos de sus hijos, a veces venia en refuerzo la nuera, más dos dependientas. En verdad era una librería que funcionaba de maravilla: en época de estudios vendían los libros de texto, cuadernos, lápices, vamos de todo. Cuando junto a mamá nos fuimos para Francia unos meses, ella seguía pagándome la seguridad social. Al despedirme de ella, se le escaparon las lágrimas, haciéndome prometerle que volvería después a la librería. Cuando volví 6 meses después, ella se encontraba gravemente en un hospital De Madrid, falleció una semana después de llegar. Al enterarse de mi llegada, le dijo al hijo que me llevaría a verla a Madrid, pero antes de llegar el fin de semana falleció, La llore muchísimo, conmigo se comporto de maravilla y, yo la quería mucho. Empecé de nuevo a trabajar en la librería, pero en el tiempo que pase en Francia había conocido al que fuese mi marido. Poco tiempo después volví definitivamente a Francia. Todo esto que les cuento, es para que entiendan mi gusto por la escritura, por supuesto sin ninguna pretensión: simplemente de que pasen un agradable momento con mis relatos, las poesías, la pintura de otros autores y, dar de nuevo las gracias. Gracias a todos los que pasan por el blog; eso me motiva más para seguir escribiendo.
Marilo.  

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