martes, 22 de enero de 2013

UN DRAMA TREMENDO... Y VERIDICO..





Hace algunos años ocurrió un tremendo drama que nunca olvidare. Nos encontrábamos en pleno mes de febrero; esa mañana la temperatura había bajado drásticamente. El cielo anunciaba la nieve; desayune observando los primeros copos de nieve. Apenas termino mi taza de café, el teléfono que suena; una voz amiga me anuncia que mi amiga Yvette, había fallecido trágicamente. No lo podía creer, hacía dos días que estuve hablando con ella; seguramente me encontraba en un sueño y despertaría de esa pesadilla. Yvette, junto a su marido eran amigos íntimos. Ella de un carácter jovial, siempre tenía algo para hacerme reír y, sacarme de la torpeza de mi vida matrimonial. Pierre, era un encanto de hombre, educado, cordial y, a cada encuentro con ellos eran charlas interminables sobre todos los temas. Eran una pareja tan bien avenida, se adoraban y eso lo transmitían en su mirada. Tenían un solo hijo que, vivía casado en Paris, eran abuelos de una preciosa niña que hacia las delicias de todos. Nada más colgar el teléfono, preparo una bolsa con unas cuantas cosas para asistir al funeral. Según iba avanzando el tren, más nieve caía por el camino, varios centímetros cubría la carretera. El tren llego con dos horas de retraso; muy pensativa y todavía incrédula encendí un pitillo para calmar la ansiedad. Esto me pilló tan de sorpresa que, quede bloqueada y no podía llorar. Finalmente llegue al lugar, dirigiéndome de inmediato a casa de estos amigos. Pierre estaba derrumbado, al verme se dirigió hacia mí sollozando. Entre lagrimas me conto lo ocurrido; Yvette, el día anterior había puesto en la lavadora la ropa sucia, una vez terminada se dispuso a tender la ropa, arriba en el desván. La nieve y el frio impidieron colgarla fuera. Las escaleras efectivamente eran extremadamente empinadas; Yvette, con la ropa subió hacia arriba. No sabían porque motivo, ella perdió el equilibrio y cayó hacia atrás, desnucándose la cabeza. Yo, escuchaba atónita el relato y, seguía bloqueada sin poder llorar. Pasó el funeral, el entierro y tristemente volví de nuevo a casa. Una vez llegada, llamaba casi todos los días a Pierre; me sorprendió su entereza y esto me puso la mosca detrás de la oreja. Pasa la primavera. Un día Pierre, me llama por teléfono y después de saludarnos, me comenta que acaba de pintar la casa por dentro y por fuera; aquello me intrigo doblemente, hacia apenas dos años que lo habían hecho. Mi intuición me decía que nada bueno había por detrás; cuando días después una nueva llamada, la misma que la anterior. Me anuncia que Pierre se ha pegado un tiro fuera en el jardín. Los vecinos al oír el ruido de la escopeta avisaron de inmediato a la policía; nada pudieron hacer. Pierre yacía en el césped ensangrentado. Aquello fue algo tremendo y, por motivos de salud no podía asistir al funeral. Pocos días después su hijo me llama; su padre había dejado una carta escrita con su intención de suicidarse. En ella explicaba que, sin su mujer no podía vivir; decidiendo quitarse la vida y reunirse con ella. Qué la casa la había pintado para que el hijo la heredara limpia. Fue un golpe durísimo para todos; hoy día pienso en aquel drama. Año tras año cuando veo el cielo encapotado, como cuando cae la nieve, no puedo evitar de pensar en ellos.Eran juntos la alegría personificada; ese amor compartido que se prodigaban, digno de una historia de otros tiempos. Hoy el cielo amaneció oscuro, como si fuese a nevar. Pensé sin dudarlo, voy a escribir esta historia verdadera, en homenaje a ellos; mis amados amigos Yvette y Pierre. A raíz de esta historia, muchas veces me bloqueo y no puedo llorar; entonces pongo un CD con , “La Bohéme” en francés de “Charles Aznavour”; era nuestra canción favorita de nosotros  tres.  

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