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Los mellizos |
Como ya comente en un
anterior relato: fui abuela con tan solo 40 años. No me sentía para nada mayor,
bien al contrario y este nacimiento fue recibido con muchísima alegría. ¡Me
sentía orgullosa de ser abuela tan joven! De hecho cuando mi hijo mayor se encontraba
estudiando, sus amigos pensaban que era su hermana, incluso en el instituto, ya un poco más
mayor le decían si era su novia. Es verdad que era menudita y, no aparentaba
los años. Vestida a la moda parisina, con colores vivos y alegres; nadie podía
creer que fuese tan joven. Mucho nos reíamos de saber que algunos jóvenes
pensaban que era la novia de mi hijo. ¡Cuando nació mi primera nieta Karina!,
era una muñequita preciosa, sonriente, cariñosa: con unos ojos azul verdosos
que parecía interrogarte y muy despierta para su edad. Cuando mi hijo junto a
su mujer y Karina llegaban; nada más verme saltaba de alegría. Entre mis brazos
la estrechaba, como aprisionando el momento único, esa ternura que solo se
siente cuando eres abuela. ¡Eran momentos mágicos; creció cerca de mí, cuando
su mamá trabajaba la recogía en el colegio.¡ Me gritaba, mami, mami!, y me
estrechaba fuertemente. Las demás madres estaban convencidas que era mi hija.
Hoy, es una hermosa joven de 25 años. Pasaron los años y nació mi nieto
Florian. En las dos ecografías anunciaron a la mamá que sería una niña. Ya tenía
el nombre escogido, la ropita comprada y la habitación decorada para la niña. En la última ecografía
constatan de que se habían equivocado,¿ era un niño?. Nació en pleno verano: un
niño hermoso, tranquilo y alegre. Con el tiempo su pelo creció con tirabuzones;
estaba realmente hermoso. Algunos fines de semana mis hijos lo dejaban en
nuestra casa; de esta manera ellos disfrutaban un poco de libertad¡eran tan jovenes!. Jugaba con el a cuatro patas con el barco de<<Peter-Pan>> íbamos
a la piscina, lo pasábamos en grande. El tiempo transcurrió igualmente. Hoy es
un bellísimo joven con sus rizos todavía, tiene novia y me alegro tanto de verlo tan feliz.¡
Ahora llego a los mellizos!; estos dos nietos nacieron el 14 de julio, fiesta
Nacional en Francia. La pobre mamá no podía andar del peso, adjuntado una retención
de líquidos. Cuando nacieron, fui al materno a verlos, se parecían mucho:
luego según pasaba el tiempo, uno era igual que papá, el otro la mamá. Fueron
dos terremotos de niños; hiperactivos, inquietos; pero, cuando sonreían sus
rostros se iluminaban. ¡Sus ojos azules me transportaban de ternura! Al
trabajar la mamá, me hacía cargo de ellos una vez alcanzado la edad escolar.
Los llevaba en coche hasta el colegio. Íbamos por el trayecto
cantando canciones infantiles francesas. Eran muy malos comiendo; lo curioso
es que conmigo jamás protestaron: todo les sabía a gloria para la desesperación
de la mamá. Su juego favorito, jugar con el tren eléctrico que les había regalado
para navidades. ¡Yo, en el suelo montando los vagones y ellos se les caía la
baba viendo como el tren circulaba! Luego las películas de dibujos animados. Al
llegar la mamá a recogerlos, eran gritos tremendos por no querer irse. Un día me dicen
seriamente ¿sabes mami?, conocemos el camino para escaparnos de casa y venir a
dormir contigo. Avise a mi hijo, que tuvo que poner un nuevo pestillo más
arriba. Tenían una cara de pillos, lo sabían todo, incansables y agotadores. ¡Pero
sin dudarlo, puedo decir que mucho
disfrute junto a ellos! En el sofá viendo las películas, uno en cada brazo no
se despegabn de mí abrazados. Hasta que un día la madre celosa del cariño que me
prodigaban, me prohibió volver a verlos. Al día de hoy, mi hijo está en trámites
de divorcio. Ha venido varias veces con ellos, pero pasaron 8 años sin saber
nada de ellos. La primera vez se abrazaron a mí llorando; recordando juntos el
tiempo pasado. Nuestros juegos al escondite, los paseos por el parque, en fin
no habían olvidado nada. Mi hijo, ahora se da cuenta de haber cedido ante el
chantaje de ella, impidiendo que tuviera con ellos contacto. Tenemos pendiente
este verano, es decir mi hijo, los mellizos y una servidora de hacer un viaje a
Sicilia<<Italia>>, ¡nos gustaría recuperar el tiempo perdido! Hoy
son unos adolescentes de 16 años y, verdaderamente no se parecen en nada. Son tan altos como mi hijo, con ojos claros y siguen con esa malicia en la mirada ¿Se
pueden imaginar 8 años sin verlos? Seguro que si los hubiese visto en algún lugar,
no me entero de que eran mis mellizos Mathieu, Anthony. Pero la vida es justa, dándome
la oportunidad que se presenta de estar de nuevo a su lado…