Bosque de Aite |
Nos
encontramos en el veranillo de (San Martin), la temperatura es suave y
agradable en el todavía otoño. El viento sur sopla con fuerza, arrastrando
las hojas por mi jardín en un baile incesante. Parecen mariposas rojizas y oro dando
vueltas alrededor como molinos de viento y,la tierra con el viento sur desprende
ese aroma tan peculiar a humedad y hojas
secas en esta época del otoño. El cielo hoy esta gris, triste y monótono, falta la luz
del sol. Desde mi terraza observo la mar rizada, su color gris se confunde con
el horizonte. Sus olas gigantescas, espectaculares golpean con fuerza muriendo
entre las rocas, dejando la playa desolada. Con la fuerza del viento mis jardineras
se tambalean, pronto las recojo en la cocina hasta que pase la alerta anunciada. Me encanta esta estación
a pesar que el sol pronto se recoge. Me
gustan los colores del otoño, sus árboles cobrizos y oro. Me gusta también la
lluvia cuando cae paseando en medio del bosque…Viendo como sus perlas transparentes
resbalan sobre las hojas. Viendo la lluvia a través de mis cristales cliqueando
suavemente sobre mi césped, me relaja el sonido del agua. En el bosque es toda una sinfonía de
colores, bajo el manto de hojarascas se extiende una alfombra roja y oro. En mi
cesto recogeré setas y hongos. De paso recogeré nueces, avellanas junto con
algunas castañas. Después junto a mis nietos cerca de la chimenea encendida
asaremos castañas contándoles anécdotas alegres con un vaso caliente de
chocolate recién hecho. Cuando los observo veo en su mirada la complicidad
conmigo, eso me regocija el alma. Con las nueces y avellanas haremos un rico y
sabroso bizcocho. ¡Dios que la vida es
dulce! ¡Me siento feliz cerca de mis seres amados!
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