miércoles, 24 de octubre de 2012

TAL COMO ERA Y ..TAL COMO SOY...



Reconozco que, nunca fui una mujer con mucha capacidad para expresar sus sentimientos, a pesar de que, mi corazón era  mantequilla derretida.- ¿Pensaran el porqué? -¿Es muy sencillo?- Estaba tan reprimida con ello. Ojo, eso no quiere decir que, me arrepienta de la educación recibida. Pero también es verdad que, me dejo su huella. Ya, desde niña algunos se encargaron en demostrándome, por decirlo de alguna forma que, era una debilidad expresar los sentimientos. Viviendo durante muchos años con tal carencia afectiva. Mamá, digamos que a raíz de encontrarse sola con cinco hijos no tenía tiempo para otra cosa. Trabajando duramente .Estaba muy preocupada en que <<saliésemos todos adelante de la miseria que nos desesperaba>>. Papá, lo desterraron de Andalucía. Lo he comentado en anteriores  relatos.  ¿Pero bueno? – Resumiéndolo un poco en pocas palabras para quien no conozca este detalle. Papa, fue un republicano socialista, capitán en el ejército durante nuestra guerra civil. Encarcelado, torturado, condenado a muerte; saliendo ocho años después de que, Franco le concediera el indulto. Mama, tuvo que lidiar mucho- ¿Cómo y de qué manera?- Imponiendo disciplina y autoridad desde el primer momento. Cada hermano tirando por caminos distintos, digamos que no siempre fueron el más adecuado, el mío tampoco. Temiendo por mis hermanas que algo malo ocurriese. Con mis hermanos, había grandes diferencias de edad. Nunca compartimos lazos fraternales, ellos adultos, yo entonces una niña. Debido también y debo decirlo que, pasaron quince horribles años encerrados en conventos religiosos. La falange de aquella época, le arrebató a nuestra madre sus cinco hijos sin piedad alguna. Saliendo después de aquel infierno, demostrando lo poco que se interesaron por mí persona. Ante todo, me tenían envidia por ser la niña preferida de mama, en realidad tenían razón, fue tal cual.- ¿Pero qué culpa tenía yo?- Si, en aquella época era una indefensa niña.  Las visitas al convento cada mes. Tendría por aquel entonces cinco años si mal no recuerdo. Siempre había una monja escuchando la conversación. No comprendía el porqué estaban ahí, no me entere hasta muchos años después. Rechazándome todos en bloque y, tratándome bastante mal. Envidiándome sin razón, o quizás sí, me libere del encierro por mi frágil salud. Nunca hubo una palabra cariñosa hacia mí persona. Dándose cuenta perfectamente enseguida que, para mama era su debilidad. Mama, nunca quiso separarse de mí lado, por mi frágil y delicada salud. Ella fue mi gran amor, yo el suyo, pero muy corta en frases tiernas. Fui creciendo en este ambiente cargado, donde la palabra amor estaba fuera del vocabulario. Mamá, me lo demostró a su manera-¡Una sola mirada y comprendía la ternura hacia mi persona . Nunca lo expreso en palabras,  en realidad para que ellos no se sintieran de menos. Nos encontrábamos ante los tiempos revueltos de la posguerra, más un régimen dictador. Todo consistía en dura disciplina, dentro y fuera de casa. Cuando me escolarizaron, tenia los casi ocho años, conocía la historia trágica de mis padres. Lo primero que hacíamos, en la escuela, como después en las colonias en la cual me enviaban cada verano. Izábamos la bandera cantando el “Cara al sol “La maestra con su varita observando que todas lo cantásemos en voz alta- ¿Imaginasen con un padre de izquierdas?- Obligándome a cantar el himno falangista con el brazo levantado, mientras se izaba la bandera. Las maestras eran austeras, secas, rancias e imponiendo a su vez autoridad, disciplina también. En clase había un silencio mortal, tan solo coronado, interrumpido por la lectura de los libros. En las colonias, pasaba otro tanto de lo mismo. En los enormes dormitorios compartidos, siempre me escogían para controlar las niñas que, hablaban demasiado. De esa manera las demás niñas me detestaban a su vez y eso que, nunca hubo un chivatazo por mi parte. Me escogieron entre tantas por mi seriedad. Cuando bajábamos al comedor, en fila como los soldados y en silencio. Más bien fue una educación al estilo militar-¿Y, paro de contar, sobre la manipulación  que ejercía con nosotros  la iglesia?- Donde estaba puntuado en las notas escolares; cómo una asignatura más, o sea no podías faltar a la misa .Inculcándonos un Dios vengativo, había que seguir sus reglas, si no ibas al infierno. Donde todo era pecado y cada semana había que confesarse. Viendo a la vez ciertos curas como metían la mano a ciertas niñas a la hora del catecismo, en los bajos de la parroquia. Muy observadora, pero callando por miedo, esto nunca lo comentábamos entre nosotras.- ¿Además quien? iba a creernos- ¿Así fui creciendo?-, Y, según iba creciendo la carencia afectiva crecía con tal magnitud que, desde niña padecía ataques de ansiedad, de pánico y sufriendo tan joven de insomnios. Me encerré en mi misma, era introvertida, tímida, acomplejada, muy temerosa y, me sonrojaba a la más mínima cosa. Para colmo de mis males, una niña siempre enferma, con males, siempre extraños para mi corta edad. Continuando el mismo camino sembrado de piedras durante tantísimos años. La adolescencia no fue mejor; empecé a sentirme culpable de todo ¿Pensando que tal vez?- La única responsable de mis males era una servidora, la vida se me hacia cuesta arriba. Me odiaba a mí misma, teniendo resentimiento hacia la propia vida. Hasta llegar a otra etapa de mi vida que, fue todavía peor, mi infeliz matrimonio. No sabía nada en lo referente al amor de pareja. Incapaz de expresar mis sentimientos. Consumiéndome por dentro ya que, las palabras no salían  fácilmente de mis labios. Mi ex marido tampoco me ayudo para nada .A su vez, era introvertido, inmaduro y caprichoso. En casa todo estaba cargado sobre mis frágiles espaldas. La casa, la educación de los niños, etc. No teniendo otro modelo de comportamiento diferente a lo que, me enseñaron durante esos años. Aplicando a la vez, pero sin darme cuenta lo que tanto detestaba, aquello que marcó tanto mí destino. Gracias, a que me di cuenta del error a tiempo. Cambiando, terciando de rumbo en algo constructivo. Superado la amarga experiencia, recuperando la alegría. Me cuesta un poco todavía decir un te quiero. Los que me rodean; los que me conocen, saben mi gran capacidad de amor hacia ellos, incluso si de paso olvido un te quiero. Reconociendo también que se me da mucho mejor en escribiéndolo, que decirlo directamente. Dándome cuenta que, al igual que mi madre expresaba con la mirada la ternura sentida por mis seres amados…Creo ser una persona dictada siempre por el corazón, impulsiva, un terremoto, un volcán. Ahora soy otra persona con sus luces y sombras-Ahora me siento revitalizada, el balance de mi nueva vida es tan positivo-¡He reafirmado mis virtudes -Incluso los defectos- Viviendo la vida con pasión y amándola con toda mi alma. Dando las gracias a todos los que me rodean; por el cariño compartido. Por nuestros sueños y metas; sabiendo que si me necesitan, pueden contar conmigo.

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