VACACIONES EN
ANDALUCIA…JULIO 2012
De nuevo una
llamada de Barcelona; al otro lado de la línea mi sobrina Nines. Me pregunta si
tengo algún plan de vacaciones; le contesto que con las dificultades hoy día,
mas mi pequeña pensión de jubilada no me daba para salir de aquí. Un poco angustiada,
sabe que la relación con su madre, es decir mi hermana brilló siempre por su
ausencia. Me dice tímidamente que, había hablado con sus hermanos y, estaban
dispuestos en pagarnos a las dos unas vacaciones en Andalucía. Me pillo de
sorpresa; pasar quince días con mi hermana, no había se me había ocurrido nunca;
miento, si, ella vino hace unos años, pero a mi casa anteriormente, para
terminar llorando. Era siempre reproches, lo mismo, achacarme ser la niña de
los ojos de nuestra madre y, algunas cosas más bastantes desagradables e
inciertas. A cuenta de que venía esta historia, nuestra madre hacía muchos años
que falleció; realmente no lo entendía En el viaje a Italia,en la boda de su hijo, mi hermana se
encontraba recién operada, tome la iniciativa de llevarla agarrada por el brazo
allá donde fuimos; soy así, no guardo rencor a pesar de lo ocurrido y, lo hice
con toda mi buena voluntad. Claro, pienso lo sorprendidos que estarían, al
mismo tiempo que agradecidos. A raíz de ahí mi hermana me veía con otros ojos, cambio
su actitud; yo callaba observándola. Finalmente le dije a mi sobrina que si
aceptaba; había que resolver unas cosas allí, además estaba muy ilusionada con
volver al lugar donde nacieron mis padres. Empezaron a buscar piso en el pueblo
natal de nuestros padres. Anteriormente, en el año 2008 fuimos las dos, junto a
su hija Pili acabando la estancia como el rosario de la aurora. Presentía que, esta vez
sería diferente y, acepte naturalmente. Llego el mes de julio, me fui rumbo a
Barcelona y, al día siguiente juntas hacia la Costa de Almería. Iba mentalizada que
tenía que admitir los defectos y,
cualidades de mi hermana: que yo tampoco soy perfecta. Me lo tome con
tranquilidad, somos tan opuesta; yo un manojo de nervios, siempre de un lado para
otro, ella es todo sin prisas y, mucha parsimonia. Después de un eterno viaje
hasta el sur, llegamos al lugar con 42 grados. El piso alquilado, un piso
coqueto y limpio a cinco minutos de la playa. Durante el viaje íbamos hablando
de todo y de nada amablemente; atravesando parte de las regiones de España tan
diversas y, extensas, Cataluña, la región Valenciana, Castilla la Mancha, los
olivares de la Provincia de Jaén… hasta llegar al pueblo pesquero de Garrucha
en la Provincia de Almería. Nuestras primeras palabras fueron para nuestros
padres ya fallecidos; y así empezaron unas vacaciones juntas en un ambiente risueño y relajado. Playa por la
mañana temprano, seguida del aperitivo cada día acompañado de una tapa en el
chiringuito de la playa, donde almorzamos unas cuantas veces, pescado y marisco
de Garrucha. Sin olvidar las famosas y sabrosas gambas de allí. Nos hicimos
amigas de la dueña del chiringuito y, cuando íbamos a comer, la ración era más
de lo normal; acompañado de una refrescante sangría. Luego la amable dueña, nos
ofrecía el café junto a un chupito de licor de manzana.
Después del
almuerzo a base de pescado junto a una buena ensalada, una siesta, que nos venía
de perlas, nos duchábamos y de nuevo a recorrer los rincones del pueblo.
Visitando a nuestra prima María y, comiendo con ella junto a su marido. Era un
lugar de paz, su gente alegre, dicharachera y, encontrando de casualidad primos
en segundo grado en la playa. Conocimos a cantidad de gente, algunos mayores
recordaban mis padres y nuestra abuela. Allí se lo toman todo con muchísima
tranquilidad y, mis nervios se fueron aplacando entre el calor y la playa. En
definitiva, fueron unas vacaciones realmente de relax, de risas y complicidad
con mi hermana. Nos descubrimos y nos conocimos mejor, alegrándome de este acercamiento.
Reconociendo que tiene mucho humor, riéndonos de nosotras mismas y, transcurrió
tan rápidamente que, nos costó asimilar que teníamos que volver. La experiencia
fue tan positiva que, quizá si las circunstancias lo permiten, volvamos
nuevamente allí ; fue tan bonito que, olvidamos nuestros resentimientos, para
dejar paso a lo que tenía que haber ocurrido hace años, una relación normal
entre hermanas. La invite a pasar unos días en nuestra ciudad; eran las fiestas
y el buen tiempo acompaño esos días de convivencia. Al final, me dice llorando
que, me daba las gracias por todo; que había aprendido mucho a mi lado y, que tenía
una idea equivocada de lo que realmente era yo. Se fue llorando y, en la estación
se abrazo a mi dándome de nuevo las gracias, por ser tal y como soy. Doy gracias a la vida por lo ocurrido. Que por fin se de cuenta de su equivocación y, los años que nos queden lo podamos vivir en paz y armonia. Lo necesitaba tanto, tanto lo que habia sufrido por ello.
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