La semana empezó de maravilla; recibiendo la noticia de que mi sobrino había llegado de
Alemania junto a su esposa, su hijo y su novia. Se encontraban en casa de mi hermana que, vive en Francia. La
alegría fue mayor, cuando mi otra hermana nos invita a principios
de la semana para celebrar su llegada en un restaurante de
nuestra ciudad. La comida fue amena y alegre, recordando momentos pasados en común.
Fue un día de relax, en medio del ajetreo diario. Es verdad que no tenemos muchas ocasiones de
estar reunida toda la familia. Cada hermano viviendo en un lugar diferente, es muy difícil
celebrar algo en común. Pero cada año junto a ellos encontramos un hueco para
estar juntos y, celebrarlo; además es un chico muy alegre y su mujer
encantadora, con su acento alemán nos reímos mucho de forma cariñosa de ella. Este
sobrino, ahijado mío, se fue hace mas de 25 años a Alemania; lo contrataron para
trabajar en un restaurante español en aquella tierra y, al mismo tiempo los
fines de semana deleitaba con su guitarra y su preciosa voz a los comensales. Conoció
a la que hoy es su esposa en dicho restaurante; ella trabajaba en el mismo
lugar, enamorándose los dos de inmediato. Una boda intima, seguido de la llegada de su
primera hija Manuela, después llegó Alexander. Debo decir que al principio de
su boda y la llegada de sus hijos, yo vivía todavía en Francia; las comidas
familiares transcurrían alegres con la llegada de ellos y, en el jardín de la
casa de mi hermana nos afanamos todos a preparar suculentos platos. Mi nieta la
mayor, de la edad de Manuela disfrutaba de la compañía de sus primos, playa,
juegos y, todos disfrutábamos de las vacaciones. Los fines de semana subíamos caminando
desde el pie de alguna montaña de los Pirineos cercanos, admirando algunos lugares verdaderamente espectaculares. Una vez arriba uno se olvidaba del cansancio, admirando aquel bellísimo paisaje; bañándonos en las aguas frías de
aquellos montes o intentando pescar alguna trucha, durmiendo en tiendas de
campaña. Los amaneceres eran espectaculares, a veces las tormentas también. Nos
despertaba el canto de los pájaros, el caudal del rio; observábamos los buitres
y las águilas planear en el azul cielo majestuosamente.; todo era bello y
hermoso, sacando unas imágenes preciosas llegando el domingo al atardecer con
la mente llena de felicidad,relajados y admirandos de semejante belleza natural. Aquello era silencio, la paz que reinaba en aquellos parajes,
eran únicos, desconectando del mundo y sus problemas y, al atardecer alrededor del fuego mí sobrino cantaba y
tocaba la guitarra, nosotros cantábamos el estribillo. Hoy en la comida nos reíamos
de aquella época no tan lejana, donde compartíamos
tantas risas y, buenos momentos; esos recuerdos perduraran para siempre. Ya con el tiempo pasado y
nuestra avanzada edad no podemos subir caminando al monte y, cuando veo las
montañas que nos rodean, queda algo de nostalgia, pero ante todo mucho amor por
esos momentos tan agradables pasados entre la familia.
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ORDESA |
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VALLE DE LOS PIRINEOS |
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COCHELARIA-PIREINACA |
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CASCADA DE IRATI-NAVARRA |
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CASCADA EN ORDESA |
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