lunes, 9 de julio de 2012

LLEGÓ MI JUBILACIÓN....


Hace unos meses que estoy jubilada. No hace tantos años me parecía tan lejano esto. El viento sopla dulcemente sobre mi rostro; me encuentro recostada sobre la hamaca, me distraigo viendo como  desfilan las nubes en el cielo. El gato a mi lado ronronea feliz con mi presencia; pienso de pronto como el tiempo ha pasado: ayer tan activa, hoy me dejo vivir por el momento. Cuando llegue el invierno, al calor de la chimenea escuchare la música bien alto, jazz, copla o clásica, dejándome llevar por esta jubilación merecida, leyendo una buena historia, el gato me acompañara y seguirá ronroneando de felicidad. La vida en sí es  maravillosa, pero hobo una época que  me resulto tan cruel, y que difícil es conseguir llegar hasta aquí. A veces me arrepiento de cosas que ocurrieron, me invaden pensamientos innecesarios muy a mi pesar. Pero de nada sirve lamentarse y olvido pronto esos pensamientos que ensombrecen mi vida; el presente es el mejor regalo. Soy consciente que el presente es un regalo maravilloso de la vida. El mañana no se dé que estará compuesto; hago el balance  de mi vida; sin  dudarlo me quedo con ahora, a pesar de mi salud precaria, de mi edad. Mi vida no fue nada fácil, de hecho como a todo ser humano que llega a esta edad. En la vida, se suben y se bajan las escaleras, yo baje hasta las profundidades de mi alma herida, saliendo victoriosa no sé muy bien de qué manera. Pero que aventura la vida; dejando recuerdos impregnados hasta en la piel; aprendiendo tanto de ella, la mejor clase, el mejor libro. He luchado hasta decir basta, viviendo siempre para los demás, pero fui feliz dando de mi persona. He amado con locura, no  fui correspondida como lo esperaba; hubo momentos duros que, hoy me hacen sonreír. Ahora me quedan recuerdos eufóricos, lo mejor de ese viejo pasado no tan lejano, quedándome con lo mejor y sin nostalgias. Aprovechando la reciente jubilación al máximo, de todo lo que pueda estar a mí alcance; consciente que, jubilación no significa quedarse inactiva. Quedan tantas cosas por hacer, que en su día no pude hacer; me queda una vida abierta a todo lo que se plantee  y, a todos los que me rodean. Me queda el sentimiento que mi existencia, fue digna de fe y esperanza, creyendo  en la propia vida, dándole las gracias de haber llegado hasta hoy día aquí. Aprovechare plenamente sin dudarlo, el tiempo que me queda todavía por vivir.

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