Hace
unos meses que estoy jubilada. No hace tantos años me parecía tan lejano esto. El
viento sopla dulcemente sobre mi rostro; me encuentro recostada sobre la hamaca,
me distraigo viendo como desfilan las
nubes en el cielo. El gato a mi lado ronronea feliz con mi presencia; pienso de
pronto como el tiempo ha pasado: ayer tan activa, hoy me dejo vivir por el
momento. Cuando llegue el invierno, al calor de la chimenea escuchare la música
bien alto, jazz, copla o clásica, dejándome llevar por esta jubilación merecida,
leyendo una buena historia, el gato me acompañara y seguirá ronroneando de
felicidad. La vida en sí es maravillosa, pero hobo una época que me resulto tan cruel, y que difícil es conseguir
llegar hasta aquí. A veces me arrepiento de cosas que ocurrieron, me invaden pensamientos
innecesarios muy a mi pesar. Pero de nada sirve lamentarse y olvido pronto esos
pensamientos que ensombrecen mi vida; el presente es el mejor regalo. Soy
consciente que el presente es un regalo maravilloso de la vida. El mañana no se
dé que estará compuesto; hago el balance de mi vida; sin dudarlo me quedo con ahora, a pesar de mi salud precaria, de mi
edad. Mi vida no fue nada fácil, de hecho como a todo ser humano que llega a
esta edad. En la vida, se suben y se bajan las escaleras, yo baje hasta las profundidades
de mi alma herida, saliendo victoriosa no sé muy bien de qué manera. Pero que
aventura la vida; dejando recuerdos impregnados hasta en la piel; aprendiendo
tanto de ella, la mejor clase, el mejor libro. He luchado hasta decir basta,
viviendo siempre para los demás, pero fui feliz dando de mi persona. He amado con
locura, no fui correspondida como lo
esperaba; hubo momentos duros que, hoy me hacen sonreír. Ahora me quedan
recuerdos eufóricos, lo mejor de ese viejo pasado no tan lejano, quedándome con
lo mejor y sin nostalgias. Aprovechando la reciente jubilación al máximo, de todo
lo que pueda estar a mí alcance; consciente que, jubilación no significa
quedarse inactiva. Quedan tantas cosas por hacer, que en su día no pude hacer;
me queda una vida abierta a todo lo que se plantee y, a todos los que me rodean. Me queda el
sentimiento que mi existencia, fue digna de fe y esperanza, creyendo en la propia vida, dándole las gracias de
haber llegado hasta hoy día aquí. Aprovechare plenamente sin dudarlo, el tiempo
que me queda todavía por vivir.
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