¿Donde están mis raíces ¿ Muchas veces lo cuestiono;
se que están en mi corazón, pero para esta sociedad absurda no es el caso. Me
explico; soy nacida en Granada, Provincia de Andalucía. Nacida en la posguerra,
mi padre fue desterrado de su Andalucía natal. Llega aquí en el norte
de España para trabajar, buscando una vida mejor; para entonces la
pobreza, la hambruna había ganado terreno por el sur; salvo para unos cuantos
señoritos que disponían de todas las tierras, haciendo trabajar en sus fincas
de sol a sol por una miseria a hombres y mujeres que, por desgracia fueron los
vencidos en la guerra civil. Con ocho años, junto a mi madre y hermanos
llegamos a San Sebastián, País Vasco. Como deben suponer mi madre me inscribió
en la escuela nacional; yo llegaba del sur con el acento de aquella tierra,
acento que llega con sol y alegría; pero la alegría pronto se acabo. Sabemos
todos que, los niños pueden ser crueles; lo fueron conmigo y los mayores
también. De un lado, la maestra con la regla me daba golpes en la yema de los
dedos para que hablase correctamente el castellano; de otro lado, las niñas me
llamaban andaluza fulera; riéndose de mi color tostado y sobre todo del acento
andaluz. Tuvo que intervenir la directora, percatándose de que nadie jugaba
conmigo; obligando a las demás niñas en compartir juegos, así fui creciendo
hasta que conseguí hablar correctamente. Me hice unas cuantas amigas, todas de
aquí, hoy siguen todavía en mi vida. Llegaron mis 17 primaveras, junto a mi
madre nos fuimos a Francia, su hermano refugiado político encontró
nuestras señas a través del consulado español en Paris. Por supuesto no
entendía nada francés; el tío regentaba un hotel restaurante, me puso en
la barra para aprenderlo más fácilmente. Allí era la española; conocí al que
fuera mi esposo, al poco tiempo nos hicimos novios, casándonos tres años
después. Me acogí a la nacionalidad francesa obligada, el hermano de mi madre no
hizo los papeles requeridos, a todo esto ignorándolo; un día la policía me
pilló sin papeles, explicándome que me iban a expulsar del país por ello, adelantamos
la boda. Al casarme, ya la familia política no lo acepto con mucho gusto; era
una pobre extranjera y, allí en aquel pueblo los chicos se casaban con chicas
que aportasen patrimonio, no disponía de nada y a pesar de tener la
nacionalidad francesa para ellos era la extranjera. Me separo y, vuelvo a mi
país; vuelta con los papeles administrativos. Mi carnet de identidad consta
como francesa, tampoco aquí me consideran española. Me he tenido que enfrentar
últimamente a un montón de dificultades administrativas, muy a pesar mío y,
esto ya lo estoy considerando un abuso muy fuerte. Mi corazón está aquí en mi
país; aquí están mis raíces, mi familia, pero de nada sirve, todavía para
muchos soy francesa, es decir extranjera. Hace dos años en un concurso de
poesía, fui seleccionada; al pedirme el número del carnet de identidad, me
contestaron…ah pero usted no es española, a pesar de explicarles mi situación,
que era nacida en Granada y demás, no me permitieron entrar en el concurso. Con
todo esto a, veces ya no sé, ni de donde soy, ni a donde voy...me parece tan
triste esta situación.
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