Después
de unos días calurosos en este recién estrenado mes de junio, llega la
tormenta. Esta mañana amaneció un día gris y triste; me dispuse a recoger la
casa. Empecé a limpiar los libros de la biblioteca que estaban un poco
polvorientos; de pronto cae al suelo una foto de mi lejana infancia. Volviendo
hacia atrás recordaba mis padres, amigos,
maestros; mi madre era mi mejor amiga: Entre las dos se instauro tanto amor y confianza, no necesitaba mentirle; podía confiarle
mis más íntimos secretos , ella me escuchaba atentamente. Mis hermanos me reprochaban ser la niña de sus ojos y reconozco que
así fue. Según iba creciendo me daba cuenta que a mi alrededor veía los que me
rodeaban con tremendas fachadas que les impedía tener una vida plena y alegre,
no había cariño, o un deseo de ayudar a
los que más estaban decaídos y cada cual iba a su rumbo; cada cual su vida sin
importar el otro; entre ellos eran criticas por detrás.Me daba cuenta de todo
a pesar de ser una niña. No había unidad familiar, mi madre sufriendo el
resto de su vida con la indiferencia de parte de todos y yo reconozco que
aquello me marco durante muchos años. Pienso hoy día; estoy más bién convencida que nunca perdonaron a mis
padres lo ocurrido. Comprendo por lo
que tuvieron que pasar, más de 15 años
encerrados, apaleados, castigados sin
piedad por parte de las religiosas por ser hijos de “rojos “ como así los llamaban. A una de
mis hermanas partiéndole el fémur de cada pierna de las palizas con una
zapatilla de esparto mojada Mis hermanos efectivamente fueron arrebatados por
la Falange al acabar nuestra guerra civil de los brazos de mi madre; al ser
encarcelado mi padre después que un familiar lo denunciaría a la guardia civil
por ser socialista republicano, capitán en el ejército republicano y un político
muy querido en el sur de España. Varios años después Franco le concedió el
indulto reencontrándose con mi madre y quedando embarazada de mi; mi padre fue
desterrado de Andalucía y pasaron ocho largos años sin saber nada del. Al
reencontrarnos nos encontramos con la verdad, sus cartas fueron interceptadas
por la policía secreta. Al encarcelar al padre, mi madre salió huyendo de una
ciudad a otra con mis cinco hermanos: Durmiendo bajo un puente, mendigando. La
Falange que en aquella época hacia de oficio de servicios sociales, al saber quién
era mi madre le arrebataron sin piedad los hijos. Fueron destinados a conventos
religiosos, separados; pasando tremendos horrores por ser hijos de republicanos;
creciendo con odio hacia todo y saliendo casi en la mayoría de edad. Recuerdo
que junto a mi madre íbamos a visitarlos; siempre había una monja sentada
escuchando la conversación Demasiado niña para comprender que eran mis
hermanos; demasiados años nos separaban. Mi hermano mayor 20 años mayor y
luego iba decreciendo hasta llegar a la última hermana con 9 años de diferencia.
O sea que no compartimos absolutamente nada, ni juegos, ni cariño.Yo parecía la
intrusa en medio de tanto adulto y todos
me hablaban con desprecio; eso marco mi infancia y posteriormente mi vida de
adulta; plegándome a sus necesidades con tal de sentirme amada. Hoy constando
que no mereció la pena de dar tanto de mi persona , soy consciente que mendigaba amor. No siento ni odio, ni rencor
por ello , ya está superado ; pero la herida tardo años en cerrarse. Desde que falleció mi madre ; la separación
con mi ex pareja , hay días que me siento
como una huérfana , a pesar de vivir casi todos los hermanos seguimos desunidos
y nada cambiara la situación .Al observar la foto caída del libro recordé a mi
madre cuando lloraba diciéndome que la guerra había destruido la familia.
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