sábado, 7 de julio de 2012

UNA FELIZ SEMANA...


La semana empezó de maravilla; recibiendo  la noticia de que mi sobrino había llegado de Alemania junto a  su esposa, su hijo y su novia. Se encontraban en casa de mi hermana que, vive en Francia. La alegría fue mayor, cuando mi otra hermana nos invita a principios  de la semana para celebrar su llegada en un restaurante de nuestra ciudad. La comida fue amena y alegre, recordando momentos pasados en común. Fue un día de relax, en medio del ajetreo diario. Es verdad que no tenemos muchas ocasiones de estar reunida toda la familia. Cada hermano viviendo en un lugar diferente, es muy difícil celebrar algo en común. Pero cada año junto a ellos encontramos un hueco para estar juntos y, celebrarlo; además es un chico muy alegre y su  mujer encantadora, con su acento alemán nos reímos mucho de forma cariñosa de ella. Este sobrino, ahijado mío, se fue hace mas de 25 años a Alemania; lo contrataron para trabajar en un restaurante español en aquella tierra y, al mismo tiempo los fines de semana deleitaba con su guitarra y su preciosa voz a los comensales. Conoció a la que hoy es su esposa en dicho restaurante; ella trabajaba en el mismo lugar, enamorándose los dos de inmediato. Una boda intima, seguido de la llegada de su primera hija Manuela, después llegó Alexander. Debo decir que al principio de su boda y la llegada de sus hijos, yo vivía todavía en Francia; las comidas familiares transcurrían alegres con la llegada de ellos y, en el jardín de la casa de mi hermana nos afanamos todos a preparar suculentos platos. Mi nieta la mayor, de la edad de Manuela disfrutaba de la compañía de sus primos, playa, juegos y, todos disfrutábamos de las vacaciones. Los fines de semana subíamos caminando desde el pie de alguna montaña de los Pirineos cercanos, admirando algunos lugares verdaderamente espectaculares. Una vez arriba uno se olvidaba del cansancio, admirando  aquel bellísimo  paisaje; bañándonos en las aguas frías de aquellos montes o intentando pescar alguna trucha, durmiendo en tiendas de campaña. Los amaneceres eran espectaculares, a veces las tormentas también. Nos despertaba el canto de los pájaros, el caudal del rio; observábamos los buitres y las águilas planear en el azul cielo majestuosamente.; todo era bello y hermoso, sacando unas imágenes preciosas llegando el domingo al atardecer con la mente llena de felicidad,relajados y admirandos de semejante belleza natural. Aquello era  silencio, la paz que reinaba en aquellos parajes, eran únicos, desconectando del mundo y sus problemas y, al atardecer  alrededor del fuego mí sobrino cantaba y tocaba la guitarra, nosotros cantábamos el estribillo. Hoy en la comida nos reíamos de aquella época no tan lejana, donde  compartíamos tantas risas y, buenos momentos; esos recuerdos perduraran  para siempre. Ya con el tiempo pasado y nuestra avanzada edad no podemos subir caminando al monte y, cuando veo las montañas que nos rodean, queda algo de nostalgia, pero ante todo mucho amor por esos momentos tan agradables pasados entre la familia.



ORDESA
VALLE DE LOS PIRINEOS

COCHELARIA-PIREINACA


CASCADA DE IRATI-NAVARRA

CASCADA EN ORDESA






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